Correr es una de las actividades deportivas más practicadas de todo el mundo. Esta forma de mantenerse activo es ideal para alcanzar un buen estado de salud, ayudar a los huesos a fortalecerse, mejorar el rendimiento cardiovascular y tener un peso ideal. A pesar de todos sus beneficios, conlleva algunos problemas físicos si no se practica de la forma adecuada o se excede la capacidad individual. Esto se ve ejemplificado por el síndrome del piramidal.
El síndrome del piramidal es responsable del 0,3 al 6% de los cuadros de dolor bajo en la espalda y/o ciática. La ciática es muy común y afecta al 10-40% de la población, por lo que es de esperar que esta condición también. En las siguientes líneas, se exponen las causas, los síntomas y el tratamiento del síndrome del piramidal.
Datos generales sobre el piramidal
El músculo piramidal, también conocido como piriforme, es un músculo que se encuentra en la parte profunda de la región glútea. Tiene una forma plana, oblicua y triangular. Es el principal rotador externo cuando la cadera está en posición neutra o extensión, proporciona estabilidad durante la locomoción y actúa como abductor, entre otras cosas.
¿Qué es el síndrome del piramidal?
El síndrome del piramidal ocurre cuando este músculo realiza una compresión o pinzamiento sobre el nervio ciático, el cual comienza en la región lumbar y baja por la parte posterior de cada pierna. Aparece sobre todo en personas jóvenes-adultas y es mucho más común en mujeres que en hombres, con un ratio 6:1.
Se encuentran en riesgo de padecer este síndrome aquellas personas que corren y se ejercitan en superficies desniveladas, las que no calientan correctamente antes de hacer su actividad física y aquellas que empiezan a practicar ejercicio de forma demasiado intensa.
¿Cuáles son sus síntomas?
Las personas con síndrome del piramidal pueden experimentar los siguientes síntomas:
- Dolor crónico en la zona glútea y el área de la cadera.
- Dolor al levantarse de la cama.
- Incapacidad para sentarse durante un tiempo prolongado.
- Malestar glúteo que empeora con movimientos de la cadera.
- Inflamación en la zona del músculo piramidal.
- Adormecimiento y hormigueo en el glúteo por la parte trasera de la pierna.
En general, los síntomas del síndrome del piramidal afectan solo a un lado del cuerpo, aunque en algunas ocasiones puede ocurrir en los dos planos de forma simultánea. El dolor suele empeorar al sentarse por tiempos prolongados, al caminar/correr y al subir escaleras, entre otras actividades físicas.
Causas del síndrome del piramidal
Existen múltiples causas del síndrome del piramidal. Entre ellas, destacan las siguientes:
- Un traumatismo en la zona glútea o de la cadera.
- Hipertrofia del músculo piramidal. Esta condición es mucho más común en atletas durante periodos de entrenamiento demandante.
- Permanecer sentado demasiado tiempo. Están en riesgo conductores, ciclistas y personas que se mueven poco en la oficina, entre otras.
- Anomalías anatómicas, como piriforme bipartito y conformaciones atípicas del nervio ciático.
- Disfunciones pélvicas, sacras o en relación con el suelo pélvico.
- Cirugías en la región abdominal y la cadera.
Cualquiera de los factores o una combinación de varios de ellos puede desencadenar en la inflamación, desgarro o espasmos en el músculo piramidal.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es primariamente clínico y de exclusión. Esto quiere decir que, en la mayoría de los casos, hay que descartar otras posibles causas de dolor y malestar antes de llegar al síndrome del piramidal. Se requiere una descripción detallada de los síntomas por parte del paciente, un historial médico claro y la realización de ciertos movimientos por parte del profesional médico sobre la zona afectada. Esto último puede ayudar a localizar el origen del dolor.
Aunque no hay una prueba específica para la detección de este síndrome, sí que se pueden realizar ciertos análisis de diagnóstico por imagen con el fin de descartar otras condiciones, como estenosis espinal, artrosis facetaria o una distensión muscular lumbar. Para ello, pueden ser necesarios ultrasonidos, electromiogramas o una exploración por tomografía computarizada.
Tratamiento del síndrome del piramidal
El tratamiento del síndrome del piramidal empieza con un descanso leve (no superior a 48 horas). Según la severidad del cuadro y la valoración del profesional médico, también se puede recomendar el consumo de relajantes musculares, fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y fisioterapia. En algunos casos concretos, la inyección de esteroides puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor en el área afectada.
La intervención quirúrgica no se recomienda a menos que el resto de abordajes menos invasivos fallen. Una cirugía puede ayudar a reducir la presión sobre el nervio ciático al retirar tejido cicatrizado y otras formaciones anormales. De todas formas, los resultados no siempre son los deseados y el paciente puede continuar con dolor en algunos casos.
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