La natación es un deporte único con múltiples beneficios. Ayuda a quemar grasas, es de gran ayuda para el manejo de ciertas enfermedades crónicas (como asma, diabetes o colesterol alto), otorga mayor flexibilidad y elasticidad a largo plazo y, además, su práctica produce bajo impacto sobre los huesos y las articulaciones del cuerpo. Sin duda, esta actividad deportiva trabaja diferentes grupos musculares con una eficacia difícil de igualar.
De todas formas, siempre existe la posibilidad de hacerse daño durante una práctica deportiva, independientemente de lo segura que sea. Esto puede deberse a una actividad demasiado demandante, falta de entrenamiento o poco descanso entre esfuerzos, por ejemplo. En las siguientes líneas, se describen las principales lesiones durante la práctica de natación y cómo abordarlas.
1. Irritación e inflamación de los hombros
Tal y como indican estudios epidemiológicos, los hombros son el lugar anatómico en el que los nadadores sufren el mayor porcentaje de lesiones. Sin ir más lejos, se estima que la prevalencia en las lesiones de los hombros en este grupo de deportistas oscila del 40 al 90 %, de forma aproximada. Esto tiene todo el sentido del mundo: en otros deportes, como el fútbol, el impulso se realiza con las extremidades inferiores. Por otro lado, cuando se nada el empuje hacia delante se lleva a cabo con los brazos y los hombros.
Uno de los cuadros más conocidos en la práctica de natación, el hombro de nadador, corresponde a una tendinitis en dicha zona. La tendinitis se debe tratar con reposo, hielo, compresión y elevación, pero si esto no es suficiente se puede requerir la toma de analgésicos o corticosteroides. En caso de que la medicina y una fisioterapia no acaben con los síntomas, puede ser necesaria una cirugía u otros procedimientos médicos.
2. Síndrome de pinzamiento del hombro
Se continúa en la región anatómica del caso anterior, pero en este caso con un cuadro más concreto: el síndrome de pinzamiento de hombro. Esta patología tiene lugar cuando los tendones o la bursa quedan atrapados entre los huesos de la articulación que conforma el hombro. Los síntomas más comunes incluyen dolor, pellizcamiento y rigidez en la zona afectada. El malestar suele empeorar al mover el brazo, sobre todo si se intenta elevar por encima de la cabeza (o hacia atrás).
El abordaje de este cuadro clínico es muy similar al ya citado con anterioridad. De todas formas, se requiere atención médica y fisioterapéutica en caso de que la sintomatología no cese con los abordajes caseros.
3. Rodilla de nadador
La rodilla es el segundo punto en el que más lesiones se producen durante la práctica de natación. En general, el término rodilla de nadador hace referencia a la distensión del ligamento colateral medial (MCL), uno de los ligamentos principales de la articulación de la rodilla. Suele ser resultado de la práctica excesiva (o mala ejecución) de la técnica de nado a braza, en la que se usan mucho las piernas.
Este cuadro puede cursar con síntomas como inflamación, dolor de rodilla y limitación del movimiento. La mejor forma de evitar la rodilla del nadador es intercalar la técnica de nado a braza con otras que sean menos demandantes para la zona de las extremidades inferiores, como el crol.
4. Lumbalgia
La lumbalgia es el dolor en la parte baja de la espalda, específicamente en la región lumbar (L1-L5). Se estima que hasta el 84 % de los adultos presentan dolor lumbar en algún momento de su vida, así que se trata de un cuadro clínico extremadamente normal. De todas formas, el estrés mecánico que produce en la espalda el ejercicio de natación hace que los discos intervertebrales se degeneren con mayor rapidez y asiduidad.
El dolor en la espalda baja puede deberse a muchos cuadros, como la enfermedad degenerativa del disco lumbar o espondilosis. Según estudio ya citados, una proporción significativa de atletas de natación tienen cambios degenerativos en uno o más niveles del disco intervertebral en comparación con la población general.
5. Lesiones en el cuello
El cuello es otro de los lugares en los que se producen lesiones durante la natación. Esto se debe, sobre todo, a que hay que utilizar sus músculos, articulaciones y huesos para respirar por encima del agua y para direccionar el movimiento en algunas técnicas, como el nado a crol. Para evitar daños en esta zona, se recomienda mantener siempre el cuello alineado con el resto de la columna vertebral: en vez de girar solo el cuello para respirar, lo más adecuado es mover el cuerpo entero.
También es vital mejorar las técnicas de natación todo lo posible para evitar movimientos innecesarios del cuello. Con todas estas ideas en mente, es mucho más fácil evitar que la región se lesione a pesar de someterse a una rutina de ejercicio intensa.
Como has podido comprobar, son muchas las lesiones que pueden tener lugar durante la práctica de natación. Las técnicas de diagnóstico por imagen más punteras pueden ayudar a diagnosticar estos cuadros para abordarlos cuanto antes.
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