Toda persona que haya mantenido relaciones sexuales en algún momento de su vida tiene que hacerse, al menos, una prueba de diagnóstico de ETS. Por ejemplo, se recomienda que todo adulto entre 13 y 64 años se realice una prueba del VIH a lo largo de su recorrido vital, pues muchos pacientes VIH-positivos no saben que lo son por falta de síntomas.

Toda persona con más de una pareja sexual debería realizarse un estudio para la detección de las principales ETS (clamidia, gonorrea, sífilis y más) como mínimo una vez al año. Si se pertenece a un estrato poblacional de riesgo, la frecuencia entre estudios debe reducirse a 3-6 meses como mucho.

Como medida preventiva, todas las mujeres embarazadas deben hacerse pruebas de sífilis, VIH, hepatitis B y hepatitis C desde las primeras etapas del embarazo para evitar complicaciones en el nonato. También hay que repetirlas si se practica sexo de cualquier tipo sin protección durante la gestación.

Más allá de los chequeos rutinarios según edad y grupo poblacional, huelga decir que toda persona que practique sexo sin preservativo (anal, oral, vaginal u otro) debe realizarse pruebas para el diagnóstico de ETS. En caso de duda, lo mejor es prevenir.

Si has tenido una práctica sexual de riesgo en los últimos tiempos, debes realizarte un estudio para el diagnóstico de ETS, tengas síntomas o no. Se estima que hasta el 60 % de las personas contagiadas con una enfermedad de transmisión sexual son asintomáticas, pero esto no significa que no puedan seguir expandiendo el patógeno por la población o que, en su defecto, no experimenten efectos secundarios.

Uno de los ejemplos más claros en este ámbito es la infección por VIH. Del 10 al 60 % de los pacientes contagiados con este virus son asintomáticos en las primeras etapas de la enfermedad, por lo que pueden permanecer años sin saber que son positivos. Lo mismo ocurre con la sífilis, una infección que es capaz de ocultarse incluso por décadas. El diagnóstico temprano en estos casos puede salvarle la vida al paciente, de forma literal.

El periodo ventana es el tiempo que transcurre entre la exposición al agente patógeno y la capacidad de detectarlo por parte de un estudio como estos. Por ejemplo, una bacteria puede ingresar el día 3 del mes en el tracto urogenital del paciente, pero no ser detectable por análisis diagnósticos hasta el día 15. Si el usuario se realiza la prueba en cualquier momento entre los días 3 y 15, es posible que la prueba reporte un falso negativo.

La PCR reduce drásticamente el tiempo ventana en la detección de ETS en comparación con los estudios de antígenos y anticuerpos. En las pruebas de anticuerpos hay que “esperar” a la seroconversión del paciente, es decir, a que su sistema inmunitario produzca sustancias en respuesta a la infección. En la PCR se busca directamente la información genética del patógeno en la muestra, detectable mucho antes que los anticuerpos o los antígenos.

A pesar de que es un proceso mucho más rápido, la PCR también tiene un periodo ventana específico para cada agente patógeno. En la siguiente lista ponemos algunos ejemplos, pero si tienes dudas puedes consultarnos en cualquier momento por vía telefónica:

• La clamidia tiene un periodo ventana de 1-2 semanas.
• La gonorrea tiene un periodo ventana de 1-2 semanas.
• La tricomoniasis tiene un periodo ventana de 1-4 semanas.
• La sífilis tiene un periodo ventana de 4-12 semanas.
• El virus del herpes simple tiene un periodo ventana de 4-16 semanas
• El virus de la hepatitis B tiene un periodo ventana de 2 semanas.
• El VIH tiene un periodo ventana de 10 a 33 días.
• Los periodos para Mycoplasma, Ureaplasma y otros patógenos comensales del tracto genitourinario no están definidos.

Información extraida de: Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)

Si te has puesto en riesgo de nuevo, tienes que repetirte el estudio diagnóstico de ETS, independientemente de si has pasado la infección o no en algún otro momento de tu vida. Contraer una enfermedad de transmisión sexual no otorga protección vitalicia frente al patógeno.

También puede ser de gran utilidad realizar este estudio como confirmación de que el tratamiento de una ETS ha funcionado y el patógeno se ha erradicado por completo. Discute esta información con tu profesional médico si tienes cualquier duda, o ponte en contacto con nosotros por vía telefónica.

Ninguno. Ya sea sangre u orina, la extracción de muestra para todas nuestras pruebas de ETS es sencilla, rápida y de invasividad mínima. Los profesionales de nuestros centros tienen una amplia experiencia en estos procedimientos, así que puedes acudir el día de tu cita con toda tranquilidad.

La extracción de la muestra de sangre es exactamente igual a la realizada durante una analítica de rutina. El pinchazo puede ser algo incómodo y las personas con fobia a las agujas pueden llegar a pasarlo mal, pero más allá del momento no debería experimentarse ningún efecto secundario.

La extracción de orina es, si cabe, aún más sencilla. Solo hay que orinar sobre el bote designado y entregárselo al profesional en salud. Sin dolor, sin incomodidad y sin pasos intermedios. Eso sí, se recomienda que la muestra se tome a primera hora de la mañana con la micción inicial. Así, la orina estará más concentrada y será más fácil detectar el material genético de los agentes patógenos causantes de ETS.

Una vez finalizada la toma de la(s) muestra(s), los profesionales del centro la(s) enviará(n) a nuestro laboratorio especializado en biología molecular. Allí, se realizarán los análisis pertinentes para detectar o descartar las distintas ETS.

Tendrás a tu disposición los resultados en tu Portal del Paciente en un máximo de 4 días tras la recepción de la muestra al laboratorio. Solo tú podrás acceder a ellos, pero tienes total libertad de descargarlos y compartirlos con tu médico si lo necesitas.