3. Bursitis
La bursitis es un trastorno inflamatorio que afecta a las pequeñas bolsas rellenas de líquido (bolsas sinoviales) situadas sobre la piel o bajo músculos/tendones. Las causas más comunes de esta patología son los movimientos repetitivos o las posturas que provocan presión en las bolsas sinoviales.
Los síntomas de la bursitis del pie suelen incluir dolor, especialmente en la parte posterior del talón, al caminar, correr o al tocar la zona. También suele manifestarse como enrojecimiento y calor en el área afectada. Evitar las actividades que puedan ocasionar dolor, aplicar hielo y tomar antiinflamatorios suele ser suficiente para aliviar la sintomatología de la bursitis. En caso de que la situación no mejore, es posible plantear abordajes algo más invasivos, como la inyección de esteroides.
4. Fibroma plantar
Un fibroma plantar es un nudo (nódulo) fibroso en el arco del pie. Es benigno (no canceroso) y en la mayoría de los casos no desaparece y tampoco se hace más pequeño con el paso del tiempo sin necesidad de tratamiento. Su presentación típica es en forma de bulto en el arco plantar, el cual se siente firme al tacto. Los fibromas plantares pueden presentarse con o sin dolor, si bien el malestar suele tener lugar debido a la utilización de calzado inadecuado más allá de la patología en sí misma.
El tratamiento no quirúrgico puede ayudar a aliviar la sintomatología del fibroma, pero no hará que este desaparezca. Para eliminarlo, será necesario una extracción quirúrgica. De todas formas, si la masa está estable y no genera malestar, se pueden explorar otros abordajes como fisioterapia, inyecciones de esteroides o aparatos ortopédicos.
5. Verruga plantar
La verruga plantar es otro de los motivos por los cuales puede aparecer un bulto en el pie. Estos tumores pequeños y ásperos superficiales de la piel ocurren tras la infección por el virus del papiloma humano (VPH). Existen más de 200 tipos de VPH, y algunos afectan a la región plantar, mientras que otros pueden manifestarse en otras partes del cuerpo (como los genitales).
Los VPH tipo 1, 2 y 4 son los que más comúnmente se asocian a las verrugas plantares. La mayoría de ellas son inofensivas y desaparecen sin tratamiento, aunque el proceso puede demorarse por varios años. En caso de que se desee extraer la verruga por cuestiones estéticas o funcionales, se puede recurrir a la crioterapia, el ácido salicílico o la cirugía menor, entre otros procedimientos.
6. Lipoma
Los lipomas son tumores grasos ubicados entre la capa muscular y la piel. Se diferencian de otros bultos en que son suaves y pastosos al tacto, suelen presentarse en tamaños pequeños (menos de 5 centímetros de diámetro) y se mueven con facilidad al ejercer una ligera presión sobre ellos con los dedos.
Al igual que el resto de elementos citados en este espacio, los lipomas no son cáncer. Sus causas de aparición aún no están claras, pero se sospecha de un claro componente genético en su aparición y la edad avanzada también podría jugar un papel importante en ellos. En general, estos bultos no requieren tratamiento, si bien se puede optar por la extracción quirúrgica o la liposucción por motivos estéticos.
7. Callos
Los callos, también conocidos como callosidades, son bultos causados por la fricción o la presión sobre la piel. El engrosamiento de la región anatómica afectada es una respuesta protectora frente al estrés continuado en el tiempo. Los callos pueden aparecer por diversos motivos, entre los que se destacan:
- Uso de calzado inadecuado que no se ajusta correctamente a la forma del pie.
- Anomalías estructurales del pie.
- Actividades físicas repetidas.
- Desalineación del pie.
- Realización de ciertas actividades laborales.
El uso de almohadillas protectoras, el remojo en agua tibia y la exfoliación suave suelen ser abordajes suficientes para tratar los callos. En casos extremadamente raros y persistentes, se puede considerar la eliminación quirúrgica del callo. Sin embargo, este enfoque generalmente se reserva para situaciones en las que otros tratamientos han fallado.
8. Osteocondroma
Los osteocondromas son tumores óseos benignos que se desarrollan a partir del cartílago en la superficie de un hueso. Estos crecimientos óseos pueden aparecer en cualquier hueso largo del cuerpo, pero son más comunes en las áreas alrededor de las rodillas, los pies, los hombros y las caderas. Por lo general, son asintomáticos y se descubren incidentalmente en radiografías realizadas por otras razones. En casos reducidos, pueden provocar dolor o deformidad visible.
El tratamiento de los osteocondromas a menudo no es necesario si son pequeños y no causan síntomas. Sin embargo, en casos de osteocondromas sintomáticos o complicados, el tratamiento puede incluir cirugía para extirpar el crecimiento óseo.
9. Quiste epidermoide
Los quistes epidermoides, también conocidos como quistes sebáceos, son protuberancias benignas que se forman debajo de la piel. Se originan a partir de folículos pilosos dañados, en los cuales células de la piel y la queratina se acumulan y forman un saco. Estos quistes suelen ser indoloros, aunque pueden volverse sensibles si se inflaman o infectan. Los síntomas generales incluyen una protuberancia redonda o abultada bajo la piel, que a menudo es móvil y puede ser de color blanco amarillento.
El tratamiento generalmente implica la extirpación quirúrgica del quiste. Este procedimiento se realiza bajo anestesia local de forma ambulatoria. La extirpación quirúrgica es necesaria para prevenir la recurrencia del quiste y para evitar complicaciones como infecciones recurrentes o abscesos.
10. Gota
La gota es un tipo de artritis inflamatoria que resulta de la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Estos cristales se forman cuando hay niveles elevados de ácido úrico en la sangre, lo que puede ocurrir debido a la sobreproducción o una eliminación inadecuada del mismo.
Los ataques agudos de gota suelen manifestarse repentinamente con dolor intenso, hinchazón (bulto), enrojecimiento y sensibilidad en una articulación, típicamente en la base del dedo gordo del pie. Además del dolor articular agudo, la gota puede provocar complicaciones a largo plazo, como la formación de tofos (depósitos de cristales de ácido úrico) alrededor de las articulaciones y daño articular irreversible.
Como se ha podido observar en estas líneas, la aparición de un bulto en el pie puede responder a múltiples causas, desde una lesión local hasta una lesión sistémica. Ante cualquier duda, se recomienda visitar al profesional médico.
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