El cerebro es el centro de control del ser humano. Es el órgano más complejo de nuestro cuerpo y está implicado en el desarrollo de todas las funciones y tareas que llevamos a cabo en el día a día y nos mantienen vivos. Si el cerebro falla, todo lo demás colapsa. Es por esto que el accidente cerebrovascular está entre las 5 causas de muerte más comunes en el mundo.
El accidente cerebrovascular (ACV) o derrame cerebral es un problema de salud grave relativamente frecuente en la población envejecida. Más allá de su etiología también conlleva una alta carga de morbilidad, pues la mayoría de los afectados requieren asistencia parcial o absoluta tras sufrirlo. En las siguientes líneas, se expone toda la información relevante sobre el accidente cerebrovascular.
¿Qué es el accidente cerebrovascular (ACV)?
El accidente cerebrovascular, también conocido como derrame cerebral o ictus por la población general, ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Si esto ocurre por más de unos pocos segundos, el tejido cerebral deja de recibir oxígeno y nutrientes. La falta de comunicación con el resto del cuerpo provoca la muerte de las células del cerebro, lo que puede causar un daño permanente e irreversible.
Tal y como indican fuentes estadísticas, el accidente cerebrovascular afecta a más de 100 millones de personas cada año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que este problema de salud es la segunda causa de muerte más habitual en todo el mundo, solo superado por la cardiopatía isquémica.
La población más afectada por el accidente cerebrovascular es la anciana. El riesgo de padecerlo aumenta de forma exponencial a partir de los 30 años y 2/3 de los casos ocurren en personas mayores de 65 años. Solo el 10% de los pacientes tienen menos de 45 años al momento del derrame. Curiosamente, los hombres son un 25% más proclives a tener este problema del sistema circulatorio, pero el 60% de las muertes ocurren en mujeres. Esto se debe a que, en general, la esperanza de vida femenina es mayor y hay más tiempo para que ocurra.
¿Qué tipos de accidente cerebrovascular existen?
El ictus o ACV se puede clasificar en 2 categorías bien diferenciadas:
- ACV isquémico: ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se bloquea por un coágulo de sangre. Es el tipo más común y representa el 80% de los accidentes cerebrovasculares (más de 77 millones de casos anuales). A su vez, puede ser trombótico (si el coágulo se forma en una arteria muy estrecha) o embólico (el coágulo se forma en un vaso sanguíneo distante y viaja hasta el cerebro).
- ACV hemorrágico: este tipo de accidente tiene lugar cuando una parte de un vaso sanguíneo del cerebro se debilita y rompe, lo que causa una fuga de sangre sobre el tejido cerebral. A su vez, este tipo puede ser cerebral o subaracnoideo.
¿Cuáles son los síntomas del accidente cerebrovascular?
Conocer los síntomas del accidente cerebrovascular es esencial, sobre todo si la persona está en riesgo (por ejemplo, si ha tenido un ACV previo o si tiene hipertensión). Cuanto antes se detecten los signos de este evento clínico, antes se comenzará el tratamiento y evitará la muerte celular:
Los síntomas más comunes del ACV son los siguientes:
- Parálisis de la cara o los miembros: en general, este conjunto de signos afecta solo a un lado del cuerpo. Un síntoma frecuente en estos casos es que parte de la boca permanece entumecida al intentar sonreír.
- Dolor de cabeza: este suele ser de instauración súbita y muy grave. Se acompaña de mareos, vómitos y alteración del conocimiento.
- Cambios de la lucidez mental: somnolencia, pérdida del conocimiento, coma y más.
- Alteraciones sensoriales: audición, gusto, tacto, vista, percepción del dolor y más.
- Problemas para caminar: vértigo, pérdida de equilibrio, falta de coordinación.
- Dificultad para tragar comida.
- Cambios emocionales.
- Dificultad para hablar o entender lo que otros están diciendo.
Busca atención médica de inmediato si tienes cualquier signo o síntoma de accidente cerebrovascular. Si los síntomas están presentes en alguien de tu entorno, verifica si puede sonreír de forma bilateral, levantar ambos brazos o hablar con coherencia. En caso de que no sea así, hay que actuar con presteza.
Causas
Las causas del accidente cerebrovascular dependen mucho del agente causal.
Las causas más comunes del accidente cerebrovascular isquémico son las siguientes:
- Formación interna en las arterias del cerebro (obstrucción): los ateromas en las paredes internas arteriales pueden terminar por obstruirlas. Aunque no se «taponen» del todo, la reducción de la velocidad del flujo sanguíneo hace que aparezcan coágulos.
- Desplazamiento de un coágulo de un vaso sanguíneo y transporte por el torrente al cerebro.
- Desplazamiento de un coágulo del corazón al cerebro: los coágulos pueden formarse en el corazón, especialmente en aquellos que han sido intervenidos quirúrgicamente. Estos coágulos pueden desprenderse, viajar como émbolos y obstruir una arteria cerebral.
Las causas más comunes del accidente cerebrovascular hemorrágico son estas:
- Presión arterial alta no controlada: el riesgo de ACV es de 3 a 4 veces mayor en personas con hipertensión arterial de tipo 1 (HTA1).
- Aneurismas: los aneurismas son abombamientos anormales en las paredes de un vaso sanguíneo. Si se rompen, inundan el tejido circundante de sangre.
- Traumatismos graves: una caída muy fuerte, un accidente automovilístico o un golpe severo durante la práctica deportiva pueden hacer que el cerebro se inunde de sangre.
- Angiopatía amiloide cerebral: en este caso, se acumulan proteínas anormales en las paredes de las arterias del cerebro. Esto incrementa el riesgo de padecer demencia, pero también ACV hemorrágico.
Estas son las causas más comunes de los accidentes cerebrovasculares, pero existen múltiples factores de riesgo que pueden favorecer su desarrollo. Entre ellos, destacan el sobrepeso, la inactividad física, beber en exceso, el tabaquismo, el colesterol alto, la apnea obstructiva del sueño, los antecedentes personales e, incluso, la infección previa por COVID-19.
Diagnóstico del accidente cerebrovascular
Cualquiera de los síntomas aquí recogidos es motivo suficiente para llamar a urgencias. Una vez se ha confirmado la sospecha a partir de los síntomas, lo vital es diferenciar si el accidente cerebrovascular es isquémico o hemorrágico. Las 2 primeras pruebas que se van a realizar en este caso son las siguientes:
- Resonancia magnética de la cabeza: en este análisis, se emplean imanes y ondas de radio potentes para la creación de imágenes del cerebro y otras estructuras implicadas. Es ideal para detectar aneurismas rotas y sangrados dentro de la cabeza.
- Tomografía computarizada (TAC): se utiliza un campo de radiofrecuencia para producir imágenes detalladas del cerebro. Permite detectar derrames, aneurismas, sangre coagulada dentro del cerebro y más.
Para descartar otras posibles causas o encontrar la ubicación exacta del problema, pueden ser necesarios exámenes de sangre, un electrocardiograma (ECG), un ultrasonido de la carótida o una angiografía cerebral. La angiografía es de especial interés, pues con ella se obtienen imágenes de los principales vasos sanguíneos del cerebro.
¿Cómo se trata el accidente cerebrovascular?
Si el paciente llega a la clínica de urgencia durante las 3 horas posteriores al accidente cerebrovascular isquémico, es posible que sea recetado un medicamento trombolítico con el fin de disolver el coágulo sanguíneo formado en la arteria. Estos fármacos se administran por vía intravenosa (IV) de forma urgente.
Otros medicamentos que se pueden recetar en estos casos son anticoagulantes como la aspirina, la warfarina o heparina. Los siguientes abordajes clínicos también pueden ser de utilidad dependiendo del caso, estado del paciente, avance del derrame y más. Entre ellos, se incluyen:
- Cirugía: se puede utilizar para remover el coágulo, la sangre en la región cerebral o ambos.
- Procedimientos endovasculares: se puede llegar a aplicar el tratamiento directamente sobre el vaso afectado. También se puede emplear un dispositivo conectado a un catéter para extraer el coágulo que está obstruyendo el flujo de sangre hacia el cerebro. Por otro lado, en la embolización endovascular se pueden colocar estructuras para «tapar» el vaso roto.
- Angioplastia: sirve para mantener la arteria abierta en caso de que este sea el motivo del ACV.
- Recorte quirúrgico: es posible colocar «pinzas» y métodos de bloqueo para cortar el flujo sanguíneo al aneurisma causal del ACV.
- Extirpación: si hay una malformación arteriovenosa que impida el correcto funcionamiento del cerebro, puede ser necesario extirparla.
Después del tratamiento de emergencia, es necesario que el paciente sea monitorizado durante al menos 24 horas. El objetivo a partir de este punto es que la persona recupere la mayor autonomía posible para mejorar su tiempo y calidad de vida. La fisioterapia, la terapia ocupacional, la terapia de deglución y la logopedia pueden ser de gran utilidad en este ámbito.
Por desgracia, durante el primer mes tras el ictus, la tasa de mortalidad es superior al 25%. Más del 30% de los pacientes afectados requieren rehabilitación, el 27% expresan discapacidad para realizar actividades diarias y el 10% desarrollan demencia en los 3 meses siguientes. En resumen, este grupo patológico es complejo y se requiere una rehabilitación muy extensa para mejorar a nivel sintomático.
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