La piel es el órgano más grande del cuerpo y conforma gran parte del sistema tegumentario. Su principal función es la protección, pues aísla y protege frente a agresiones externas de diversos tipos: mecánicas, tóxicas, químicas y más. Debido a su superficie y constante exposición al exterior, es común que aparezcan ciertos bultos o lesiones en la piel de naturaleza extraña. Este es el caso del quiste epidermoide.
Aunque este espacio sea de gran interés a nivel informativo, ante cualquier cambio de la piel (o en cualquier parte del cuerpo) se requiere evaluación profesional. En las siguientes líneas, se describen las causas, los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento del quiste epidermoide.
¿Qué es el quiste epidermoide?
Los quistes epidermoides son quistes de naturaleza casi siempre benigna que normalmente se encuentran debajo de la piel. Surgen del ectodermo embrionario y están rellenos de queratina, una proteína responsable de la resistencia y durabilidad de la epidermis. En general, este cuadro ocurre cuando la queratina queda atrapada debido a la alteración de la piel o de un folículo piloso. Aunque a veces se confundan con los quistes sebáceos, es necesario distinguirlos a nivel clínico, pues en este caso no se ven involucradas las glándulas sebáceas.
El quiste epidermoide es el tipo de quiste cutáneo más común en la población general. Tal y como indican fuentes epidemiológicas, su aparición es más común a partir de los 30 y 40 años, siendo más habitual en hombres que en mujeres (ratio 2 a 1). Si bien el 1 % de los quistes epidermoides se han asociado a la aparición de carcinoma de células escamosas (SCC) y carcinoma de células basales (BCC), en general se considera un crecimiento no maligno.
Síntomas asociados a la aparición de este quiste
El síntoma principal del quiste epidermoide es la aparición de una protuberancia indolora por debajo de la piel. Los lugares de aparición más comunes son el tronco, el cuello y la cara. También suele tener un pequeño agujero en el centro (“espinilla” que tapona la abertura central del quiste) y crece de forma lenta.
Si el quiste se inflama o infecta, es posible experimentar otros síntomas:
- Dolor.
- Enrojecimiento.
- Piel sensible y caliente en la zona afectada.
- Sustancia espesa y de mal olor que drena del quiste.
¿Cuándo preocuparse?
Ante la aparición de cualquier síntoma en la piel o en cualquier parte del cuerpo, se recomienda la visita al médico. De todas formas, existen ciertos signos que pueden indicar la necesidad de buscar ayuda con más urgencia en lo que al quiste epidermoide se refiere:
- Crecimiento rápido.
- Signos de infección (drenaje, enrojecimiento y otros signos citados).
- El quiste tiene un diámetro mayor de 5 centímetros.
- El quiste se encuentra en una ubicación inusual, como las manos o los dedos.
Causas del quiste epidermoide
Como se ha dicho en líneas previas, la acumulación de queratina derivada de la migración de ciertas células más profundamente dentro de la piel (y su multiplicación en vez de desprendimiento) es la principal causa de aparición del quiste epidermoide. Aunque el quiste epidermoide se ha asociado a ciertos trastornos con base genética, se cree que los principales desencadenantes son las lesiones cutáneas, irritaciones, daños en folículos pilosos y ciertas glándulas.
Diagnóstico
El diagnóstico del quiste epidermoide se suele realizar a partir del historial clínico del paciente y una observación física. Es muy importante tener ciertos datos recogidos antes de acudir a la clínica para que la detección sea la adecuada (¿hace cuánto apareció el quiste? ¿Ha crecido mucho? ¿Cuáles son los síntomas?).
También es posible que, en casos de sospecha, se requiera una extracción superficial de muestra para su observación al microscopio o una biopsia. Las pruebas de diagnóstico por imagen no se suelen emplear para confirmar esta condición salvo casos atípicos.
Tratamiento del quiste epidermoide
Algunos quistes epidermoides reducen en tamaño por sí solos y se tornan asintomáticos con el tiempo, pero otros pueden infectarse, seguir creciendo o generar molestias a nivel estético. Si se requiere tratamiento, se pueden debatir los siguientes escenarios con el profesional médico:
- Inyecciones directas en el quiste que reduzcan la inflamación y el dolor, en caso de que se experimenten estos síntomas.
- Ejecutar una incisión y drenaje del quiste, si bien es común que este vuelva a reaparecer con el tiempo.
- Cirugía menor, que consiste en la extracción completa del quiste. Es segura, eficaz y el método que mejor previene la reaparición.
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