2. Tendinitis de muñeca
El término tendinitis se emplea para describir una inflamación de los tejidos conectivos fibrosos gruesos que unen los músculos a los huesos, es decir, los tendones. Este tipo de trastorno del tendón se manifiesta a nivel sintomático como dolor, inflamación y deterioro de la función del área afectada. Además, el malestar suele empeorar con el movimiento y la realización de actividades físicas/esfuerzos.
Tal y como su propio nombre lo indica, la tendinitis de muñeca es una inflamación de los tendones que se encuentran en la muñeca. Puede ser aguda o crónica, y sus causas principales son el sobreúso de los tendones de esta articulación, los movimientos repetitivos o el propio proceso de envejecimiento del paciente. El reposo, el uso de hielo en la zona inflamada, el consumo de antiinflamatorios y la fisioterapia suelen ser suficiente para aliviar los síntomas de este cuadro en su forma más leve.
3. Artritis reumatoide
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que provoca inflamación en las articulaciones. Se trata de un trastorno de tipo autoinmunitario, en el cual el sistema inmune del paciente envía de forma errónea anticuerpos a la membrana sinovial de las articulaciones, provocando inflamación. La consecuencia principal del ataque autoinmunitario es una deformidad progresiva de las articulaciones y la reducción de la movilidad articular, con todo lo que ello conlleva a un nivel sintomático.
Se desconoce la causa exacta de la artritis reumatoide, si bien la presencia de ciertas variantes genéticas, la exposición a agentes infecciosos y el desarrollo de enfermedades autoinmunitarias previas se consideran factores predisponentes. Existen múltiples pruebas para el diagnóstico de esta condición, si bien el diagnóstico por imagen (radiografías, ecografías y resonancia) son esenciales para evaluar la extensión de la enfermedad y su progresión. La artritis reumatoide no tiene cura, más se puede controlar con medicamentos antiinflamatorios no esteroides y esteroides, antirreumáticos, agentes biológicos, fisioterapia, terapia ocupacional e intervenciones quirúrgicas (sinovectomías, reparaciones de tendón, fusión articular y/o reemplazo articular).
4. Esguince de muñeca
El esguince de muñeca, también conocido como muñeca abierta, es una lesión de los ligamentos que rodean a la articulación de la muñeca. Según su severidad, este cuadro se puede dividir en 3 categorías:
- Grado 1: existe estiramiento ligamentoso, pero los ligamentos no están rotos. Es el tipo de esguince de muñeca más leve.
- Grado 2: en este caso, los ligamentos están parcialmente rotos. Puede requerir el uso de una férula/yeso para la recuperación.
- Grado 3: los ligamentos están completamente rotos. Es una lesión grave que requiere atención médica o quirúrgica.
Múltiples eventos pueden desencadenar la aparición de un esguince de muñeca. Caerse sobre una mano y doblarse de sobremanera la muñeca, realizar sobreesfuerzos o esfuerzos repetitivos en actividades deportivas o la mala técnica son sospechosos habituales. El reposo, el hielo, la compresión y la elevación suelen ser tratamiento suficiente en los casos más leves, pero los esguinces de grado 2-3 pueden requerir una intervención más invasiva.
5. Fractura de muñeca
Una fractura de muñeca es la rotura de uno o más de los huesos que conforman esta articulación, siendo el más común el radio distal (en la parte del antebrazo cercana a la muñeca). Este tipo de lesión suele producirse por una caída sobre la mano extendida, aunque también puede ser consecuencia de accidentes de tráfico o impactos directos. Es frecuente en personas mayores con huesos frágiles por osteoporosis, pero también en jóvenes durante actividades deportivas, tal y como indican fuentes científicas.
Los síntomas típicos de la fractura de muñeca incluyen dolor intenso, hinchazón, hematomas, dificultad para mover la zona afectada y, en ocasiones, deformidad visible. El tratamiento de este cuadro, como en el resto de puntos ya citados, depende de la gravedad: en fracturas leves, puede ser suficiente una inmovilización con yeso o férula; en casos más graves o con desplazamiento óseo, puede ser necesaria una cirugía para alinear y fijar los huesos con placas o tornillos. En todos los escenarios, la rehabilitación posterior con fisioterapia es clave para recuperar movilidad y fuerza.
6. Quiste sinovial
El quiste sinovial es una masa o bulto benigno lleno de líquido sinovial que aparece comúnmente sobre la muñeca, especialmente en el dorso. Surge cuando el líquido que lubrica la articulación se filtra fuera de su cápsula, formando un saco. Aunque su causa exacta no siempre se conoce, se asocia con movimientos repetitivos, pequeñas lesiones articulares o condiciones como la artritis.
Esta formación benigna suele ser indolora, pero en algunos casos puede generar molestias, dolor o debilidad si presiona nervios o estructuras cercanas. Su tamaño puede variar con el tiempo, y a veces desaparece espontáneamente. El tratamiento puede incluir reposo, uso de férulas, aspiración del líquido o, si el quiste es persistente o molesto, una cirugía para extirparlo. No suele ser una condición grave, pero puede recurrir después del tratamiento. Ante la aparición de quistes sinoviales, se recomienda un seguimiento médico periódico.
7. Enfermedades sistémicas
Algunas enfermedades sistémicas, como el lupus eritematoso sistémico, la gota y la diabetes, pueden afectar la muñeca, causando dolor e inflamación. Estas afecciones no se originan directamente en articulación de interés, pero sus manifestaciones pueden incluir el compromiso de articulaciones, nervios o tejidos circundantes.
Por ejemplo, en el caso del lupus, el sistema inmunitario ataca a las articulaciones, provocando dolor, rigidez y a veces deformidades. La gota, por su parte, produce acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones, generando inflamación súbita, enrojecimiento y dolor intenso. En la diabetes, los altos niveles de glucosa pueden dañar los nervios (neuropatía diabética) y los tejidos conectivos, provocando molestias y pérdida de sensibilidad a largo plazo si la condición no se controla.
Los síntomas de estas condiciones multisistémicas en la región de la muñeca varían según la enfermedad, pero suelen incluir dolor crónico o episódico, hinchazón, rigidez, adormecimiento o debilidad muscular. El tratamiento requiere abordar la enfermedad subyacente: antiinflamatorios o inmunosupresores en el caso del lupus, medicamentos para controlar el ácido úrico en la gota, y control glucémico en la diabetes, por ejemplo. Además, en todos los casos, puede ser necesario el uso de analgésicos, fisioterapia y modificaciones en la actividad diaria para aliviar los síntomas y mejorar la funcionalidad de la muñeca.
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