Síndrome del túnel carpiano: causas, síntomas y tratamiento

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Algunas condiciones neuromusculares afectan a un segmento poblacional mucho mayor de lo que en un principio podría parecer. Es el caso del síndrome del túnel carpiano, una neuropatía periférica que se presenta en 1 de cada 10 personas a lo largo de la vida. Detectarlo a tiempo es esencial para comenzar el abordaje clínico cuanto antes y actuar en consecuencia. En las siguientes líneas, se exponen las características de este cuadro y sus posibles abordajes.

¿Qué es el síndrome del túnel carpiano?

El túnel carpiano es un canal que se localiza en la cara anterior o flexora de la muñeca, situado entre los huesos de la muñeca y el ligamento anular del carpo. El túnel carpiano contiene el nervio mediano y los tendones flexores encargados de doblar los dedos y el pulgar. El nervio mediano será nombrado a lo largo de este espacio y tiene una gran importancia a nivel funcional, pues abastece los músculos que ayudan a flexionar la muñeca y los dedos, además de otorgar sensibilidad en gran parte de la mano.

El síndrome del túnel carpiano tiene lugar cuando se estrecha el túnel o se inflaman los tejidos que rodean a los tendones flexores, lo que se traduce en una presión sobre el nervio mediano y daños posteriores. A medida que la neuropatía mediana empeora, hay pérdida de sensibilidad en los lados índice, pulgar, medio y pulgar del dedo anular.

Esta es la neuropatía más común del mundo, suponiendo un 90 % del total. Se estima que 1 de cada 10 personas la padecen a lo largo de su vida y tiene una prevalencia de 50 por cada 1000. Su pico epidemiológico ocurre entre los 40 y los 60 años, aunque puede aparecer en prácticamente cualquier momento de la vida.

Síntomas asociados a esta neuropatía

La sintomatología de esta condición suele ser progresiva y empeora con el tiempo de no tomarse las medidas pertinentes. Entre los síntomas más habituales, destacan los siguientes:

  • Entumecimiento y hormigueo en pulgar y los 2-3 dedos siguientes (índice, medio y anular, pero no meñique).
  • Calambre en la palma de la mano y los dedos.
  • Dolor en la mano o muñeca, el cual se puede extender al codo.
  • Debilidad en la mano.
  • Torpeza al agarrar objetos.
  • Problemas de coordinación en mano y dedos.
  • Atrofia del músculo por debajo del pulgar (en casos no tratados y severos).

Causas del síndrome del túnel carpiano

Como se ha mencionado en líneas previas, a nivel fisiopatológico esta condición se produce por la presión en el nervio mediano. Cualquier estresor o actividad que apriete o irrite esta estructura nerviosa de forma repetida es candidato para considerarse un factor de riesgo para el desarrollo de síndrome del túnel carpiano.

En contra de lo que se suele creer, y tal y como indican fuentes médicas, no se ha demostrado científicamente que el escribir en el teclado, mover el ratón y trabajar en frente del ordenador sea un desencadenante claro de esta neuropatía. En general, el síndrome del túnel carpiano se considera una entidad clínica multifactorial que muchas veces no tiene una causa concreta.

Factores de riesgo

De todas formas, sí se han detectado diversos factores de riesgo para su desarrollo. Se destacan los siguientes:

  • Traumatismo o lesión en la muñeca que cause inflamación.
  • Artritis reumatoide y otras enfermedades artríticas.
  • Problemas mecánicos en las articulaciones de la muñeca.
  • Fracturas de huesos de mano/muñeca.
  • Obesidad.
  • Retención de líquidos.
  • Depósitos anormales de proteína en el cuerpo (amiloidosis).
  • Trabajo con herramientas que vibran o en cadenas de montaje.
  • Desarrollo de un tumor o quiste en el túnel carpiano.
  • Ser de sexo biológico femenino (las mujeres tienen hasta 3 veces mayor riesgo).
  • Diabetes y otros trastornos metabólicos.
  • Desbalance en la glándula pituitaria y/o tiroides.

¿Cómo se realiza el diagnóstico del síndrome del túnel carpiano?

El primer paso para diagnosticar el síndrome del túnel carpiano es la anamnesis. El profesional médico debe preguntarle al paciente qué síntomas ha tenido en los últimos tiempos, cuándo empeoran y otros detalles sobre su historia clínica previa. También es necesaria la realización de una exploración física, poniendo especial atención en la sensibilidad en los dedos y la fuerza de los músculos de la mano.

Más allá de procedimientos generales, existen algunas pruebas específicas que permiten afinar el diagnóstico:

  1. Signo de Tinel: se trata de un signo clínico empleado para detectar la irritación o inflamación de un nervio. Es positivo si al percutir sobre el trayecto del nervio que se sospecha dañado aparecen calambres y parestesias.
  2. Test de compresión del túnel carpiano: esta prueba es de lo más sencilla. Se aplica presión sobre el nervio mediano durante 30 segundos y, si aparecen dolores y parestesias, se confirma el cuadro.
  3. Prueba de Phalen: en este caso, el paciente tiene que flexionar completamente las muñecas colocando las superficies dorsales de ambas manos durante un minuto. La prueba es positiva cuando aparecen síntomas como entumecimiento, hormigueo y dolor.

Por otro lado, las pruebas de diagnóstico por imagen, como las ecografías y las radiografías, pueden ayudar a descartar otras condiciones subyacentes con síntomas similares a los del síndrome del túnel carpiano (lesiones, huesos rotos y más). Estas también permiten confirmar la compresión del nervio y ciertos agentes causales.

Tratamiento del síndrome del túnel carpiano

Es esencial tratar el síndrome del túnel carpiano cuanto antes para evitar el empeoramiento de los síntomas y posibles complicaciones. En las primeras etapas, se pueden tomar ciertas medidas desde el hogar para evitar la progresión del cuadro, como las siguientes:

  • Aplicar compresas frías en la muñeca afectada para reducir la inflamación.
  • Evitar dormir sobre las muñecas.
  • Hacer pausas frecuentes durante la actividad laboral para descansar la muñeca.
  • Evitar actividades que empeoren los síntomas.
  • Usar dispositivos especiales (teclados, ratones, almohadillas y más).

En lo que a terapia no quirúrgica se refiere, se puede contemplar la aplicación de una férula en la muñeca por la noche para inmovilizarla. También se pueden consumir antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, para aliviar el dolor a corto plazo. La inyección de corticoides también es una opción para disminuir la inflamación y la hinchazón.

La cirugía se recomienda en los casos en los que el resto de abordajes no funcionan y la sintomatología empeora. Esta puede ser endoscópica o abierta, pero en todos los casos se busca aliviar la presión cortando el ligamento que presiona al nervio mediano. La liberación quirúrgica del ligamento transverso proporciona una tasa de éxito inicial superior al 90 % y tasas bajas de complicaciones, aunque a largo plazo el intervalo no es tan concluyente.

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