La columna vertebral, también conocida como espina dorsal, es la cadena de vértebras articuladas que recorren la espalda del ser humano. Su función principal es sostener el esqueleto y alojar a la médula espinal, tejido nervioso que se extiende hacia abajo desde la base del cráneo hasta el centro de la espalda. Esta estructura tan importante a nivel anatómico está dividida en 3 regiones: cervical (con 7 vértebras), torácica (con 12 vértebras) y lumbar (con 5 vértebras).
La columna vertebral puede verse afectada por infecciones, traumatismos, tumores, malformaciones congénitas y degeneraciones óseas fruto de la edad, entre otras cosas. En las siguientes líneas, se exponen los usos y el procedimiento de la radiografía de columna, una de las pruebas de diagnóstico por imagen más extendidas para la detección y el seguimiento de muchas de estas patologías.
¿Qué es la radiografía de columna?
La radiografía es un procedimiento en el que se usan rayos X, un tipo de radiación ionizante, para obtener imágenes de áreas en el interior del cuerpo. Los haces de rayos pasan a través del organismo y se absorben en diferentes cantidades según la densidad del tejido, lo que otorga un claro contraste. Los tejidos densos, como los huesos, bloquean gran parte de la radiación y aparecen en la imagen de color blanco con fondo negro. Los órganos y tejidos blandos no bloquean tanta radiación, por lo que su tono es grisáceo. Aquellas estructuras con un gran contenido de aire, como los pulmones, aparecen negras.
Tal y como indica su propio nombre, la radiografía de columna es una prueba que emplea rayos X para generar imágenes de la columna vertebral. Como esta estructura está dividida en varias partes, el tipo de radiografía también cambia según las necesidades del paciente:
- Radiografía de la columna cervical: se analizan las 7 vértebras situadas en el cuello.
- Radiografía de columna torácica: en este estudio, se detectan anomalías en las 12 vértebras del tórax.
- Radiografía de la columna lumbosacra: este estudio toma imágenes de las 5 vértebras lumbares.
- Radiografía del sacro/cóccix: se analizan los 5 huesos fusionados en el sacro y los 4 huesos del cóccix.
¿Para qué sirve la radiografía de columna?
Un profesional en la salud puede recomendar la radiografía de columna para:
- Encontrar la causa de dolor, adormecimiento o debilidad en la espalda.
- Detectar una artritis de la columna vertebral y desgaste de los discos intervertebrales.
- Revisar curvas anormales de la columna vertebral. Este hallazgo clínico es típico de los cuadros de escoliosis.
- Encontrar tumores vertebrales.
- Detectar una osteoporosis, disminución de la masa ósea, en los huesos de la columna.
- Encontrar otros problemas congénitos en la columna, como espina bífida, cifosis o lordosis.
- Encontrar huesos rotos y otras lesiones en la columna tras un traumatismo (caída, accidente de tráfico y más).
- Monitorizar los cambios o progreso después de una cirugía de columna vertebral.
Los rayos X son las técnicas de diagnóstico por imagen que más se utilizan para obtener imágenes del interior del cuerpo. Aunque este procedimiento no genere información tan detallada como otros (resonancia magnética o TAC), suelen ser la primera barrera para comenzar el diagnóstico.
¿Cómo prepararse para esta prueba?
Este procedimiento es de naturaleza ambulatoria y no requiere un ingreso hospitalario. No se necesita una preparación previa, excepto que la paciente se trate de una mujer embarazada. En estos casos, hay que comentarle el estado al profesional médico para que decida si merece la pena o no realizar este tipo de análisis.
Antes de comenzar con la prueba, se le pedirá al paciente que se quite la ropa y se ponga una bata hospitalaria. También hay que retirar cualquier tipo de objeto metálico del cuerpo y avisar al profesional si se posee una bomba de insulina u otro dispositivo médico, pues esto podría chocar con la obtención de imágenes.
¿Qué ocurre durante la prueba?
El profesional en la salud le pedirá al paciente que se coloque en la posición más idónea para la obtención de imágenes. Dependiendo de la sección de la espalda que se va a analizar, se puede requerir una colocación tumbada o de pie. También se pueden pedir cambios de movimiento (subir y bajar los brazos, abrir la boca o recolocarse) con el fin de que los resultados sean lo más exactos posible.
También suele ser necesario mantener la respiración durante un intervalo temporal corto, mientras se obtienen las imágenes. De lo contrario, el movimiento de la caja torácica podría generar problemas.
¿Qué se siente?
Esta prueba conlleva una invasividad mínima. No genera dolor por sí misma, como mucho un poco de malestar al tumbarse o mantenerse de pie en una posición concreta.
¿Cuáles son los riesgos de este análisis?
En la mayoría de los casos, una radiografía de columna es rápida y segura. De todas formas, hay que tener en cuenta que estas pruebas conllevan una exposición baja a radiación ionizante que se puede llegar a asociar con la aparición de cáncer. A pesar de esta advertencia, el riesgo de sufrir daños a causa de los rayos X es muy bajo en comparación con los posibles beneficios de la prueba. Si el profesional médico la recomienda, lo más adecuado es seguir su consejo.
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