Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema cada vez más creciente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día más de 1 millón de personas entre 15 y 49 años contraen algún patógeno relacionado con la actividad sexual, especialmente al hablar de clamidia, gonorrea, sífilis y tricomoniasis. Muchas de estas infecciones son asintomáticas y los portadores desconocen su estado, pero esto no significa que los cuadros sin tratar sean inocuos. Muchas ETS se han relacionado con infertilidad, inmunosupresión, mayor riesgo de desarrollar cáncer y más.
En este artículo, te mostramos cuáles son las 7 ETS más comunes en todo el mundo, y cómo detectarlas antes de que se traduzcan en un problema de salud severo. El primer paso para la prevención en el ámbito de la salud sexual es el conocimiento, así que no dejes de leer.
1. Virus del papiloma humano (VPH)
Tal y como indican estudios, la infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la ETS más frecuente en todo el planeta. El término VPH hace referencia a un grupo de más de 200 virus de la familia Papillomaviridae, de los cuales algunos se transmiten a través del contacto sexual. La mayoría de los VPH capaces de afectar al ser humano se consideran de bajo riesgo y generan síntomas como la aparición de verrugas en el área genital, o directamente son asintomáticos. Por desgracia, también existe un número reducido de VPH de alto riesgo, los cuales son capaces de progresar de manera silenciosa hasta cánceres pélvicos, faríngeos, anales y más. Aproximadamente el 4,5 % de todos los cánceres en el mundo se atribuyen al VPH, con un 8,6 % en mujeres y un 0,8 % en hombres. Además, los VPH-16 y VPH-18 son los principales agentes causales del cáncer cervicouterino en el sexo biológico femenino.
Aproximadamente el 80 % de los hombres y mujeres sexualmente activos adquieren una infección por VPH en algún momento de sus vidas, pero por suerte la mayoría de los casos se resuelven por sí solos en 1-2 años. Ante la presencia de verrugas genitales o si tienes una pareja sexual con una infección confirmada (especialmente si es un VPH de alto riesgo), te recomendamos acudir a tu profesional médico de confianza para el seguimiento de la infección. También hay que tener en cuenta que existen vacunas para proteger frente a los VPH de mayor potencial oncogénico.
2. Clamidia
La clamidiosis, clamidiasis o clamidia a secas es una infección de transmisión sexual provocada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Tal y como cita la OMS, la prevalencia mundial de la clamidia entre personas de 15 a 49 años es del 4,0 % para las mujeres y del 2,5 % para los hombres, lo que se traduce en más de 128 000 000 de casos nuevos cada año. Además, esta infección puede ser asintomática hasta en el 80 % de los cuadros, lo cual puede complicar mucho su diagnóstico temprano. Si no se trata a tiempo, esta infección puede desembocar en enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) e infertilidad, entre otras complicaciones.
Entre los síntomas más comunes de la clamidia, destacan la sensación de ardor al orinar, la descarga anormal de sustancia por el pene, el dolor testicular, la menstruación fuera del periodo o el sangrado vaginal durante el sexo y el dolor abdominal, entre otros signos. La clamidia no complicada se trata con comprimidos de antibióticos que incluyen doxiciclina o azitromicina de forma muy sencilla.
3. Gonorrea
La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, un diplococo Gram negativo de la familia Neisseriaceae. Este patógeno se transmite principalmente a través de las relaciones sexuales vaginales, orales o anales, y es causante de más de 80 millones de infecciones anuales en todo el mundo. Muchos cuadros de gonorrea son asintomáticos, especialmente en el sexo biológico femenino, pero si no se trata, esta ETS puede provocar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), embarazo ectópico y esterilidad. Además, en pacientes inmunosuprimidos y casos raros, la gonorrea puede expandirse a otras partes del cuerpo como articulaciones, corazón, y más.
En hombres sintomáticos, la gonorrea se manifiesta en forma de micción dolorosa, secreción purulenta por el pene y dolor/hinchazón testicular. En mujeres, es común experimentar un aumento del flujo vaginal, sangrado vaginal entre periodos, y dolor abdominal/pélvico. Esta infección se puede tratar de forma eficaz con antibióticos, pero hay que tener mucho cuidado con las cepas de gonorrea resistentes a múltiples antimicrobianos. Por este motivo, la infección gonocócica debe combatirse con información e intervenciones profilácticas y pautas terapéuticas adecuadas, siempre de la mano de un profesional médico.
4. Herpes simple (VHS tipo 1 y 2)
El herpes simple es una infección viral causada por el virus del herpes simple (VHS), del cual existen dos tipos principales: el VHS tipo 1 (VHS-1) y el VHS tipo 2 (VHS-2). El VHS-1 se asocia comúnmente con infecciones orales como el herpes labial, mientras que el VHS-2 está vinculado de forma mayoritaria con infecciones genitales. Ambos tipos se transmiten a través del contacto directo con lesiones herpéticas, mucosas o secreciones infectadas durante relaciones sexuales orales, vaginales o anales. A nivel global, se estima que más del 65 % de la población menor de 50 años está infectada con alguno de estos virus, los cuales permanecen latentes en el organismo y pueden reactivarse periódicamente.
Las manifestaciones clínicas del herpes simple varían según el tipo de virus y el sitio de infección. En el caso del VHS-2, las personas infectadas pueden presentar dolor, ardor al orinar, úlceras genitales dolorosas y ganglios linfáticos inflamados, especialmente en episodios primarios. El VHS-1, aunque suele causar llagas en la boca, también puede provocar herpes genital a través del sexo oral. Muchas infecciones son asintomáticas, lo que facilita la diseminación del virus. Aunque no existe una cura definitiva, los antivirales como el aciclovir reducen la frecuencia y gravedad de los brotes.
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5. Sífilis
La sífilis es otra de las ETS más comunes en todo el mundo, pero no tan prevalente como el herpes, la clamidia, el VPH o la gonorrea, menos aún en países de alto ingreso. Esta infección está provocada por Treponema pallidum, subespecie pallidum, una espiroqueta altamente contagiosa. Según la OMS, hasta 8 millones de adultos de 15 a 49 años contraen esta infección de manera anual, sobre todo a través del sexo oral, vaginal y anal, el transcurso del embarazo y por transfusión sanguínea. Muchas personas con esta enfermedad son asintomáticas en sus primeras etapas, pero la sífilis es una enfermedad grave que puede provocar afectación cardiovascular, daños neurológicos, aparición de tumores blandos, y mucho más.
La sífilis se divide en 3 etapas de progresión: primaria, secundaria, latente, y terciaria. Esta infección puede permanecer en el organismo del paciente durante décadas, y hasta el 40 % de los pacientes que no reciben tratamiento en la etapa latente pueden desarrollar una forma grave de la enfermedad potencialmente mortal. Por suerte, se trata de un cuadro fácil de curar cuando se detecta en sus primeros estadios, siendo el medicamento preferido la penicilina en casi todos los casos. Ante cualquier duda o sospecha de infección, ponte en contacto con tu profesional médico de confianza.
6. Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
El VIH es un retrovirus de la familia Retroviridae, subfamilia Orthoretrovirinae, que ataca al sistema inmunitario humano, específicamente a los linfocitos CD4+. Este virus se transmite a través de fluidos corporales como sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna, generalmente durante relaciones sexuales sin protección, el uso compartido de jeringas o de madre a hijo durante el embarazo, parto o lactancia. Una vez dentro del organismo, el VIH se integra al ADN de las células huésped y las destruye progresivamente, lo que puede llevar al desarrollo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) si no se trata adecuadamente. A nivel global, se estima que cerca de 40 millones de personas viven con VIH, y aunque no tiene cura, los tratamientos antirretrovirales han transformado esta infección en una condición crónica manejable y con un pronóstico positivo en casi todos los casos.
En sus primeras etapas, el VIH puede causar síntomas similares a una gripe (fiebre, fatiga, erupciones, ganglios inflamados), pero luego es capaz de permanecer asintomático durante años. Sin tratamiento, el sistema inmunitario se debilita progresivamente, aumentando la susceptibilidad a infecciones oportunistas y ciertos tipos de cáncer. El diagnóstico temprano mediante pruebas serológicas y moleculares, junto con el inicio oportuno de la terapia antirretroviral (TAR), es fundamental para mejorar la calidad y expectativa de vida de los pacientes. La prevención del VIH incluye el uso del preservativo, la profilaxis pre-exposición (PrEP), la profilaxis post-exposición (PEP), y la educación sexual integral, siempre bajo supervisión médica.
7. Tricomoniasis
La tricomoniasis es una infección de transmisión sexual causada por Trichomonas vaginalis, un protozoo flagelado anaerobio perteneciente al filo Parabasalia. Esta parasitosis afecta principalmente al tracto genitourinario y se transmite por contacto sexual vaginal sin protección. Se estima que causa más de 150 millones de infecciones al año en todo el mundo, siendo una de las ETS no virales más comunes en todo el planeta. Muchas personas infectadas, especialmente los hombres, son asintomáticas, lo que facilita su propagación y dificulta el diagnóstico temprano. En las mujeres, T. vaginalis puede alterar la microbiota vaginal y aumentar el riesgo de adquirir otras infecciones, incluido el VIH.
Cuando hay síntomas, la tricomoniasis se manifiesta en mujeres con flujo vaginal espumoso, verdoso o amarillento, maloliente, irritación vulvovaginal y disuria (dolor o la molestia al orinar). En hombres, puede presentarse como uretritis, secreción escasa y molestias al orinar. El diagnóstico se confirma mediante examen microscópico, cultivos o pruebas moleculares. El tratamiento estándar consiste en metronidazol o tinidazol, que erradican eficazmente el parásito. Es fundamental tratar también a las parejas sexuales y abstenerse de tener relaciones durante el tratamiento para evitar la reinfección. Como en todas las ETS, la prevención se basa en prácticas sexuales seguras, educación y control médico adecuado.
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