Según fuentes científicas, aproximadamente el 18 % de la población general experimenta hinchazón abdominal al menos una vez por semana. Esto hace que sea uno de los síntomas más habituales en todo el planeta, y está claramente correlacionado con otro signo muy común: el dolor abdominal. Además, parece ser que la prevalencia de este signo disminuye con la edad, y que es bastante más frecuente en el sexo biológico femenino comparado con el masculino.
Síntomas asociados a la hinchazón abdominal
Como se ha mencionado en líneas previas, la hinchazón abdominal se trata más de un síntoma que de una condición médica propia. Por ello, no se caracteriza por tener una sintomatología concreta, aunque sí suele acompañarse de otros signos. Entre los más habituales, destacan los siguientes:
- Gases (meteorismo).
- Eructos frecuentes.
- Dolor de estómago.
- Ruidos/gorgoteos abdominales.
- Sensación de llenura o saciedad.
- En caso de infección intestinal, vómitos y/o diarrea.
- En los escenarios más graves, dificultad para respirar por opresión pulmonar.
La hinchazón abdominal esporádica no es un problema grave en sí misma, pero sí que hay que prestarle una mayor atención en caso de que se presente con otros signos clínicos, como los ya mencionados. Ante cualquier duda o permanencia de los síntomas aun tomando medidas, te recomendamos acudir a tu profesional médico de confianza.
Causas de la hinchazón abdominal
Este signo clínico encuentra su casa en múltiples procesos, tantos que no pueden ser abarcados en un solo espacio informativo. En las siguientes líneas, mostramos algunos de los principales desencadenantes, dividiéndolos según su etiología (funcional u orgánica).
Causas orgánicas de la hinchazón abdominal:
- Embarazo: como es lógico, la gestación provoca distensión abdominal natural, pues el bebé se forma y crece a medida que pasan los meses. Además, también es frecuente que se produzca una mayor de acumulación de líquidos en la región del abdomen en esta época, lo que contribuye a la hinchazón. No tiene por qué ser motivo de preocupación si no va acompañado de otros síntomas.
- Menstruación: la fluctuación de los niveles de estrógeno y progesterona pueden provocar retención de líquidos y, como consecuencia, hinchazón en el abdomen.
- Obstrucciones intestinales: cuando la comida, las heces o ciertos objetos extraños no pueden salir del intestino, se produce una acumulación fecal y/o de gases total o parcial que genera distensión e hinchazón abdominal. Este cuadro requiere una mayor atención médica, pues puede estar provocado por tumores, hernias y algunos tratamientos farmacológicos.
- Gastroparesia: una afección en la que los músculos del estómago no trasladan los alimentos como deberían hacerlo para su digestión. Se desconocen las causas exactas de esta condición, pero en algunos casos se ha vinculado con la diabetes.
- Enfermedades inflamatorias gastrointestinales y de otros tipos: sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), enfermedad celiaca, enfermedad inflamatoria intestinal (EII), enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, insuficiencia pancreática y más.
- Peritonitis: inflamación de la pared abdominal. Es un cuadro grave que suele estar provocado por infecciones, ya sean originadas en la propia región abdominal, o por otras enfermedades subyacentes. Requiere atención médica inmediata.
- Ascitis: acumulación anormal de líquido en el abdomen por problemas orgánicos que pueden ser serios, como una insuficiencia renal o hepática.
- Inflamación de uno o más órganos, como el bazo, los intestinos o el hígado.
- Sangrado o hemorragia intra-abdominal. Otro cuadro que requiere atención médica urgente
Causas funcionales de la hinchazón abdominal:
- Acumulación de gases en los intestinos, ya sea por intolerancia alimentaria, comer demasiado rápido, tragar aire de forma involuntaria, mascar chicle, y otros eventos.
- Estreñimiento funcional.
- Retención de orina.
- Debilidad de los músculos del abdomen.
Como se puede comprobar, las causas de este síntoma son tan variadas como numerosas. Dependiendo de los síntomas que acompañen a la hinchazón abdominal, es más fácil sospechar de un cuadro u otro, pero se requiere atención médica en todo caso para dar con un diagnóstico certero.
Diagnóstico de la causa de la hinchazón abdominal
El diagnóstico de la hinchazón abdominal comienza con una cuidadosa historia clínica y examen físico. El médico debe consultar al paciente sobre la duración, la intensidad, la relación con la alimentación, la presencia de síntomas asociados como dolor, cambios en el hábito intestinal, pérdida de peso o fiebre. Durante el examen físico, se evalúa el tamaño y la tensión del abdomen, se realiza percusión para identificar timpanismo o matidez, y se palpa para detectar masas, sensibilidad o signos de inflamación. Esta evaluación inicial ayuda a orientar si la causa puede ser funcional, inflamatoria, obstructiva o relacionada con acumulación de líquidos.
Para complementar el diagnóstico, se solicitan pruebas complementarias que pueden incluir análisis de sangre para detectar infecciones, inflamación o alteraciones metabólicas. Además, se utilizan estudios de imagen como radiografías simples de abdomen, ecografías o tomografías para visualizar la presencia de gases, líquidos, masas o anomalías estructurales. En casos específicos, se pueden requerir endoscopias o pruebas para evaluar intolerancias alimentarias o trastornos funcionales como el síndrome de intestino irritable.
Finalmente, el diagnóstico de la hinchazón abdominal no solo implica identificar la causa, sino también valorar su gravedad y posibles complicaciones. Por ejemplo, la distensión causada por una obstrucción intestinal o ascitis requiere atención urgente, mientras que la producida por gases o intolerancias suele manejarse con cambios en la dieta y estilo de vida. El enfoque diagnóstico debe ser integral, personalizado y basado en la combinación de síntomas, hallazgos clínicos y estudios complementarios para establecer un tratamiento adecuado.
Tratamiento
El tratamiento de la hinchazón abdominal depende principalmente de la causa subyacente identificada durante el diagnóstico. En casos leves o funcionales, como la distensión causada por gases o intolerancias alimentarias, se recomienda modificar la dieta, evitando alimentos que produzcan fermentación o alergias, además de mejorar los hábitos alimenticios, aumentar la actividad física y, en ocasiones, usar medicamentos que favorezcan la motilidad intestinal o reduzcan la producción de gases. También es útil el manejo del estrés, ya que puede influir en los trastornos funcionales del intestino.
Cuando la hinchazón abdominal está relacionada con patologías más graves, como infecciones, inflamaciones, obstrucciones o acumulación de líquidos (ascitis), el tratamiento debe ser específico. Esto puede incluir el uso de antibióticos, antiinflamatorios, drenaje de líquidos, cirugía o manejo hospitalario, según sea necesario. En casos de enfermedades crónicas, como la enfermedad inflamatoria intestinal o el síndrome de intestino irritable, se requieren tratamientos a largo plazo que incluyan medicamentos, seguimiento médico y modificaciones en el estilo de vida. Ante cualquier duda referente al abordaje de este cuadro, lo más recomendable es ponerse en manos de un profesional médico con presteza.
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