Fascitis plantar: causas, síntomas y tratamiento

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La fascia plantar es un tejido conectivo triangular, grueso y ancho situado debajo de la piel de la planta del pie. Esta banda va desde el calcáneo, hueso del talón, hasta la parte delantera del pie. La fascia plantar tiene muchas funciones: soporta y absorbe impactos, actúa como mecanismo de cabestrante, permite la elevación del arco longitudinal del pie y ayuda a soportar el peso del cuerpo, entre otras muchas cosas.

Una de las labores principales de la fascia plantar es absorber y liberar la energía elástica durante la locomoción, es decir, al andar, correr y saltar. Debido al estrés físico al que se somete durante las actividades deportivas, su daño es una de las causas principales de dolor en el pie. En las siguientes líneas, se abordan las causas, los síntomas y el tratamiento de la fascitis plantar.

¿Qué es la fascitis plantar?

El término fascitis plantar hace referencia a un conjunto de síntomas inespecíficos que se caracteriza por el dolor en la zona de la fascia plantar. Fuentes profesionales argumentan que este cuadro clínico tiene lugar cuando la estructura involucrada se inflama, pero parece ser que no es así. Por ejemplo, algunos estudios recientes han observado cambios anatómicos microscópicos que indican que la fascitis plantar se debe a una ruptura estructural no inflamatoria.

La tensión y el estrés fisiológico en la fascia plantar ocurren cuando se depositan pesos sobre ella (al saltar, correr o caminar) o, en su defecto, al realizar ciertos movimientos (como golpear un balón). Con el uso excesivo y el paso del tiempo, la fascia pierde elasticidad y se torna más propensa a lesionarse.

La fascitis plantar es la causa más común de dolor en el talón, siendo responsable de hasta el 80% de los cuadros de este tipo. Afecta a 1 de cada 10 personas a lo largo de su vida y es más común a partir de los 40 años de edad.

Causas

Los daños en la fascia se pueden desencadenar por diversos eventos, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Un incremento sostenido en la actividad física, por ejemplo, al empezar un programa deportivo.
  • La estructura o forma del pie.
  • El tipo de calzado que se está empleando durante la actividad física.
  • El peso corporal (o el peso que se carga en una actividad concreta).
  • La superficie sobre la que se está haciendo el deporte (si es arena, hierba u otros).

Las personas físicamente activas entre los 40 y los 70 años están en un mayor riesgo de desarrollar fascitis plantar. Las que tienen obesidad, los corredores de distancia, aquellos trabajadores físicamente activos y los que tienen una anormalidad estructural del pie (como pies planos) son más proclives a padecer este cuadro clínico a lo largo de la vida.

Síntomas de la fascitis plantar

El síntoma más común de la fascitis plantar es el dolor en la parte baja del pie (el talón), aunque a veces puede extenderse a la región media. Suele afectar solo a 1 de los 2 pies, aunque a veces el malestar se presenta en ambos a la vez, lo que dificulta de manera significativa la capacidad para realizar tareas diarias.

El dolor en la planta del pie tiende a ser peor al levantarse por la mañana y tras largos periodos de inactividad física, aunque también puede presentarse de forma súbita, al caer desde cierta distancia o al ejecutar un movimiento demandante. Cabe destacar que el malestar suele disminuir un poco con el movimiento, pero se acrecienta si la actividad física se sostiene en el tiempo, más aún si se lleva un calzado inadecuado.

¿Cómo se diagnostica?

El primer paso para el diagnóstico de la fascitis plantar es la anamnesis, es decir, preguntarle al paciente sobre sus antecedentes médicos, la intensidad de sus síntomas, hace cuánto han ocurrido y más. También es necesario proceder a una palpación y examen físico en la zona afectada para descartar otras lesiones que pudiesen causar dolor en el talón.

En general, esta condición se diagnostica sin mayores complicaciones con los procedimientos citados. De todas formas, se puede sugerir una radiografía o resonancia magnética con el fin de descartar otras posibles patologías subyacentes.

Tratamiento de la fascitis plantar

El tratamiento de esta lesión pasa por distintos puntos, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Consumo de fármacos: el profesional médico puede recomendar antiinflamatorios no esteroideos para reducir el dolor.
  • Aplicación de hielo: este remedio casero puede ayudar a reducir el malestar si se lleva a cabo las suficientes veces al día.
  • Fisioterapia: bajo supervisión de un profesional, se pueden aprender técnicas con el fin de estirar la fascia plantar y el tendón de Aquiles. Estas actividades también se pueden aprovechar para fortalecer la musculatura, lo que evita posibles daños en el futuro.
  • Férula: si se aplica en los momentos adecuados (por la noche), la férula ayuda a mantener la fascia estirada, lo que reduce el dolor. La órtesis también puede ser de utilidad en este ámbito.
  • Inyecciones: las inyecciones de esteroides pueden ser útiles para acabar con el dolor de forma local, pero no se debe abusar de ellas por los potenciales efectos secundarios.
  • Ondas de choque: el tratamiento con ondas de choque puede estimular la reparación de la fascia. Se utiliza en los casos de fascitis crónica en los que el resto de abordajes no han surtido efecto.
  • Cirugía: esta opción solo se reserva a los casos más graves en los que el resto de abordajes no ha surtido efecto.

Más allá de estos remedios farmacológicos y caseros, se recomienda el reposo y abstenerse de realizar ejercicio físico durante al menos una semana para evitar forzar el pie.

 

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