Esguinces: causas, síntomas y tratamientos.

Esguinces: tipos y características

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Los ligamentos son fibras conectivas resistentes y fuertes que conectan los huesos, los cartílagos y las articulaciones, además de suponer el soporte de diversos órganos internos (como los riñones). Están compuestos de tejido conjuntivo y fibras elásticas, lo cual les otorga su capacidad de estiramiento hasta cierto punto. Estas estructuras contribuyen a reforzar y estabilizar al sistema musculoesquelético, además de posibilitar el movimiento solo en ciertas direcciones.

El esguince, también conocido como distensión ligamentosa o torcedura, es un tipo de lesión característica de los ligamentos. En líneas generales, este trastorno musculoesquelético ocurre por estiramiento, torsión excesiva o rasgadura, sobre todo debido a movimientos bruscos que obligan a la estructura involucrada a exceder su rango funcional. En las siguientes líneas, se recoge la tipología, las causas más comunes y la sintomatología de los esguinces.

Tipos de esguinces más comunes y sus causas

Los esguinces son lesiones muy frecuentes en la población general, sobre todo en deportistas y personas con ocupación laboral demandante (manejo de maquinaria, obra y más). Los lugares de mayor aparición se recogen en la lista:

  • Rodilla: tal y como indican fuentes médicas, el esguince de rodilla es uno de los tipos de lesiones más frecuentes en toda la práctica deportiva general. En este cuadro clínico, se produce un estiramiento doloroso o desgarro en uno o más de los ligamentos que sostienen a la rodilla en su posición habitual. Puede surgir a partir de un movimiento brusco y violento (como un giro rápido) o un golpe directo en cualquier punto de la articulación.
  • Muñeca: este tipo de esguince ocurre cuando la muñeca se tuerce o dobla con fuerza. En muchos casos, tiene lugar cuando se produce una caída sobre la mano extendida (al intentar apoyarse sobre el suelo para minimizar el impacto).
  • Tobillo: esta variante también es extremadamente común, sobre todo en los deportistas de fútbol, baloncesto y otros deportes que impliquen el movimiento brusco de las extremidades inferiores. Las caídas, el mal posicionamiento del pie al torcerse/girarse, el hacer ejercicio sobre superficies irregulares y el ser pisado en movimiento durante la actividad deportiva son algunas de las principales causas del esguince de tobillo.
  • Pulgar: los esguinces de pulgar son roturas de los ligamentos que unen la mano con el dedo pulgar. Son muy usuales en deportes como el baloncesto, en los cuales se generan golpes directos en los dedos de la mano para agarrar la pelota. También suceden con asiduidad en prácticas como el esquí, en las que es posible que el dedo pulgar se quede atorado en el bastón antes de un impacto.

Clasificación

Más allá de su lugar de aparición, los esguinces también se pueden clasificar según su gravedad:

  • Grado I: el esguince se produce cuando hay un estiramiento del ligamento, pero la distensión es parcial, sin rotura ni arrancamiento. Se considera leve y suele mejorar con estiramiento suave.
  • Grado II: hay una rotura parcial de los ligamentos implicados. Puede que se requiera inmovilización con férula u otros aparatos.
  • Grado III: se produce una rotura y desgarramiento total de los ligamentos. Más allá de la recuperación lenta, es posible que se requiera un procedimiento quirúrgico para abordar el cuadro.

¿Cuáles son los síntomas generales de un esguince?

Dependiendo de la localización anatómica y la gravedad del esguince, la sintomatología puede variar. De todas formas, es común que el área afectada presente dolor, sensibilidad, debilidad, inestabilidad (sensación de no poder apoyar la extremidad bien), aparición de moratón y rango de movimiento reducido.

Es importante conocer la sintomatología del esguince para diferenciarlo de una rotura, tensión muscular y otros cuadros clínicos capaces de afectar al sistema musculoesquelético. Así, se podrán tomar las medidas de tratamiento adecuadas antes de que el cuadro empeore y evolucione.

Diagnóstico de los esguinces

A menudo, los esguinces se pueden comenzar a diagnosticar a partir del historial clínico del paciente y la sintomatología. Las pruebas de diagnóstico por imagen, especialmente los rayos X, son de gran utilidad para evaluar el estado de la lesión y diferenciar el esguince de otros cuadros, como fracturas o lesiones óseas. La resonancia magnética (RMN) de extremidades también es de gran utilidad en casos específicos en los que se requiere un estudio más detallado del área dañada.

Tratamiento

En la inmensa mayoría de los casos, el tratamiento de un esguince se debe centrar en aliviar el dolor, reducir la inflamación, promover la curación y restaurar la función normal de los ligamentos afectados. Para lograrlo, se recomienda seguir el protocolo RICE; siglas que significan: reposo, hielo, compresión y elevación.

En primer lugar, es crucial que la articulación afectada descanse para permitir que los tejidos dañados se recuperen. Evitar actividades que puedan agravar la lesión es esencial durante las primeras etapas del tratamiento. La aplicación de hielo también es fundamental para reducir la inflamación y el dolor asociados con el esguince. Se recomienda aplicar compresas frías durante aproximadamente 15-20 minutos cada 2-3 horas durante los primeros días.

La compresión con un vendaje elástico es otra medida importante en el tratamiento de un esguince. Esto ayudará a reducir la inflamación al limitar el movimiento de la articulación, y proporcionará soporte adicional. De todas formas, hay que tener cuidado de no apretar demasiado el vendaje, pues esto podría cortar la circulación y ser muy contraproducente.

Elevar la extremidad afectada por encima del nivel del corazón (cuando sea posible) ayuda a reducir la acumulación de fluido y disminuir la hinchazón. Al mantener la zona de la lesión en alto, se facilita el retorno venoso y se contribuye a un proceso de curación más rápido.

Además de RICE, es posible que se recomiende el uso de analgésicos o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) de venta libre para controlar el dolor y la inflamación. En casos más graves, el médico puede sugerir el uso de muletas o dispositivos ortopédicos para limitar la carga sobre la articulación afectada y facilitar la movilidad. En los escenarios en los que hay rotura total de ligamentos, puede recomendarse una cirugía (aunque esto no es tan común)

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