La tomografía axial computarizada (TAC) es una de las múltiples pruebas diagnósticas que permiten obtener imágenes del interior del cuerpo para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de infinitas condiciones, desde una lesión esporádica hasta una patología crónica. Es una de las herramientas más rápidas y fiables para evaluar la pelvis, el tórax y el abdomen, pues proporciona imágenes transversales de cualquier tipo de tejido y además elimina la superposición de capas.

El TAC puede ser recomendado por el profesional médico para diagnosticar enfermedades, planificar tratamientos y determinar si los tratamientos están siendo eficaces para una patología dada. Se suele realizar en pacientes con síntomas inespecíficos de naturaleza aguda, como tos crónica, sibilancias, dolor de pecho mantenido en el tiempo, malestar abdominal y más. También es de gran utilidad para examinar la extensión de lesiones y traumatismos tras ciertos eventos, entre otras muchas cosas. Dependiendo de la región anatómica a estudiar, la aplicación puede variar de manera drástica.

Por último, es de interés destacar que el TAC se puede recomendar con el fin de completar un hallazgo imagenológico que suscite sospecha en el profesional médico. Por ejemplo, puede prescribirse tras encontrar algo extraño en unos rayos X, ecografía, resonancia magnética o mamografía.

La preparación para la tomografía axial computarizada (TAC) depende de muchos factores, como la región anatómica a estudiar, la necesidad (o no) de aplicar contraste, el estado de salud previo del paciente y mucho más. Ante cualquier duda sobre la preparación para tu estudio, te recomendamos que te pongas en contacto con nosotros por vía telefónica. Te atenderemos con la mayor presteza posible.

En lo que a recomendaciones generales se refiere, es recomendable acudir al centro con ropa holgada y fácil de poner-quitar, pues es posible que se indique el cambio a una bata hospitalaria antes de realizar el estudio. También es muy importante quitarse todo elemento metálico del cuerpo antes de entrar en la sala designada. Esto incluye teléfono móvil, relojes, gafas, pendientes, piercings y otros abalorios. De lo contrario, la obtención de imágenes podría verse comprometida.

También es fundamental avisar al profesional en salud si se portan dispositivos metálicos en el interior del cuerpo, como prótesis, implantes u objetos extraños. Aunque en general se puede hacer la prueba con normalidad en estos casos, es información relevante para la interpretación de las imágenes una vez se han obtenido.

Como última recomendación general, es vital comentarle al profesional en salud si se es mujer y se está embarazada (o se cree que podría estarlo) antes de la realización del estudio. En algunos casos, la región a estudiar puede no suponer ningún problema (como por ejemplo la pierna), pero en otros, como el abdomen, es posible que la exposición fetal a la radiación no sea lo más aconsejable. Aunque existe un pequeño riesgo de que el procedimiento afecte al bebé, es posible hacerse un TAC estando en gestación si hay una razón médica de peso detrás y se toman ciertas precauciones.

En última instancia, hay que citar las preparaciones en los TACs en los que se requiera la administración de un medio de contraste. En estos escenarios, es necesario acudir en un periodo de ayuno de alimentos sólidos de 4-5 horas. En el caso de los pacientes diabéticos, también puede ser necesaria la modificación del patrón del consumo de fármacos habitual. Es igualmente necesario avisar al profesional en salud si se ha experimentado una reacción adversa al contraste con anterioridad, cualquier alergia medicamentosa previa, y condición crónica que pueda verse empeorada con su potencial administración.

En primer lugar, se le pedirá al paciente que se quite su ropa, se ponga una bata hospitalaria y deje los elementos metálicos en la habitación designada para ello. Una vez preparado, el profesional en salud le indicará que se coloque en una camilla metálica. En este momento se administrará el contraste por vía intravenosa si es necesario y se tomarán todas las precauciones pertinentes según las particularidades del paciente.

Durante el procedimiento, la camilla irá avanzando a través de un tomógrafo, el cual tiene forma de dónut y rodea el perímetro del paciente. A medida que rotan los elementos emisores de los rayos X y los detectores, se mide la cantidad de radiación absorbida por los diferentes tejidos en todo el cuerpo. Esto es lo que permite la obtención de imágenes transversales o cortes. Cuando una máquina de computación coloca todos los cortes juntos, se obtiene una visualización multidimensional muy detallada del interior del organismo, lo que permite el diagnóstico de una amplia gama de condiciones y enfermedades.

El TAC es completamente indoloro y tiene una duración estimada de 10 a 30 minutos, dependiendo del área anatómica que se esté explorando. De todas formas, si se emplea un medio de contraste, es posible sentir una sensación algo extraña, como de sabor metálico o calor. Este malestar es leve y desaparecerá de forma rápida una vez se haya completado la prueba.

Se puede hacer vida completamente normal después de la realización de un TAC. En caso de que se haya administrado contraste, y exceptuando contraindicación médica, se le indicará al paciente que beba abundantes cantidades de agua durante las 48 horas posteriores a la prueba. La finalidad es ayudar al aparato excretor a evacuar el contraste cuanto antes del interior del cuerpo.

Tal y como ocurre en las radiografías, el TAC implica una exposición a radiación ionizante (rayos X). Además, la TC requiere una mayor radiación que las radiografías regulares, aunque esta sigue siendo baja. Se ha demostrado que hacerse muchas radiografías o tomografías computarizadas con el tiempo puede aumentar el riesgo de ciertas patologías (como cáncer), pero realizar una de forma rutinaria o para el diagnóstico no tiene por qué suponer ningún problema real. En prácticamente todos los casos, los beneficios de someterse a un TAC son mucho mayores que los posibles perjuicios, pues esta técnica diagnóstica es capaz de detectar patologías potencialmente mortales.

En caso de que se administre contraste, existe el ligero riesgo de presentar una reacción alérgica o, en su defecto, que empeoren ciertas condiciones crónicas (como el daño en los riñones). Por eso, antes de administrar el contraste, es de vital importancia que el profesional médico conozca el historial clínico completo del paciente.

Una vez ha finalizado el estudio, se subirán a nuestro Portal del Paciente las imágenes obtenidas en formato online. Puedes acceder a ellas y descargarlas en cualquier momento, además de compartirlas con todo profesional en salud que consideres. También se pueden conseguir en CD o USB por un ligero precio adicional.

El informe médico emitido también estará a disposición del usuario a través del Portal del Paciente. Los tiempos para su obtención difieren según el tipo de estudio y las opciones seleccionadas, pero oscila entre 24 y 72 horas laborables desde la realización de la prueba.