La radiografía es una prueba rápida e indolora que permite obtener imágenes del interior del cuerpo de forma económica. Los rayos X se pueden utilizar para examinar la mayoría de las áreas del organismo y, aunque se emplean principalmente para observar huesos y articulaciones, también son una elección viable en la detección de problemas que afectan a los tejidos blandos, como los órganos internos.

La radiografía se suele recomendar para la detección de fracturas y lesiones óseas, problemas dentales, escoliosis, tumores cancerosos y no cancerosos, daño en los pulmones, disfagia, cáncer de mama y mucho más. También puede servir de apoyo en diversos procedimientos quirúrgicos y otras intervenciones.

La preparación para la radiografía dependerá mucho de la región anatómica que se va a analizar y del estado del paciente, entre otros muchos factores. De todas formas, hay una serie de reglas generales que se pueden seguir para evitar problemas o interferencias en la obtención de resultados en la mayoría de los casos.

En general, la preparación para este tipo de estudios no es exhaustiva. No suele ser necesario el ayuno (exceptuando rayos X abdominales y algún ejemplo concreto más), es posible tomar medicación con normalidad a menos que un médico indique lo contrario y las contraindicaciones son mínimas. De todas maneras, sí que se recomienda acudir en ropa cómoda el día del estudio, pues es posible que haya que quitarse parte de ella.

Un punto importantísimo es avisar al profesional en salud si se planea hacer el estudio siendo mujer y estando embarazada. Los expertos del área de la salud consideran que la mayoría de radiografías son relativamente seguras durante el embarazo, pero hay matices a tener en cuenta. Dependiendo del tipo de estudio, el feto puede verse expuesto a una dosis de radiación ionizante que podría desembocar en problemas. Aunque el riesgo es mínimo, solo se recomienda hacer un estudio de rayos X durante la gestación si el médico de la paciente lo ha visto necesario, teniendo en cuenta los beneficios y posibles efectos nocivos.

Esta prueba se realiza en la sala de radiología de un hospital o en el centro de consulta médica ambulatoria. El profesional en salud le indicará al paciente en qué posición colocarse según la región anatómica a estudiar, y puede que sea necesario cambiar de postura para la toma de más de una imagen.

Es necesario que el paciente permanezca quieto durante la toma de imágenes. De lo contrario, estas pueden aparecer borrosas y alterar el diagnóstico. También puede que se solicite contener la respiración en ciertos momentos.

Más allá de estas apreciaciones, la radiografía es una técnica de diagnóstico por imagen completamente indolora, inocua y no invasiva. También es rápida y todo el procedimiento no suele demorarse más de 5-10 minutos. Por ello, es una de las pruebas más realizadas en los centros de urgencias.

Por lo general, las radiografías tradicionales no tienen efectos secundarios y el paciente puede retomar su actividad diaria sin ningún problema. En caso de que algún hallazgo clínico lo requiera, se pueden recomendar otras pruebas de diagnóstico por imagen, como tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética (RM) o ecografía.

La radiografía puede diagnosticar condiciones potencialmente mortales, como cáncer óseo, infecciones pulmonares o fracturas complejas. Es necesario tener esto en cuenta porque, en la inmensa mayoría de los casos, los beneficios de este método diagnóstico son mucho más altos que los potenciales perjuicios.

Aunque la radiografía sea la prueba de diagnóstico por imagen más usada en todo en mundo, hay que tener en cuenta que utiliza dosis bajas de radiación ionizante, una forma de radiación que tiene el potencial de dañar el tejido vivo. Por ejemplo, la cantidad de radiación para una radiografía de tórax de un adulto (0,1 mSv) es similar a la recibida en 10 días de radiación natural de fondo al exponernos al Sol. Aunque los valores sean mínimos, la exposición a la radiación siempre cursa con cierto riesgo de desarrollar cáncer.

Más allá de estos apuntes, es necesario destacar que el riesgo de desarrollar cáncer tras la realización de radiografías normales de forma esporádica es extremadamente bajo. Por ello, los beneficios de hacerla casi siempre superan con creces los potenciales efectos secundarios.

Una vez ha finalizado el estudio, se subirán a nuestro Portal del Paciente las imágenes obtenidas en formato online. Puedes acceder a ellas y descargarlas en cualquier momento, además de compartirlas con todo profesional en salud que consideres. También se pueden conseguir en CD o USB por un ligero precio adicional.

El informe médico emitido también estará a disposición del usuario a través del Portal del Paciente. Los tiempos para su obtención difieren según el tipo de estudio y las opciones seleccionadas, pero oscila entre 24 y 72 horas laborables desde la realización de la prueba.