Cáncer de páncreas: 7 métodos para el diagnóstico.

Cáncer de páncreas: 7 métodos para el diagnóstico

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El cáncer de páncreas es un tipo de cáncer que, tal y como su propio nombre indica, se forma a partir de células mutadas en los tejidos pancreáticos. Los principales factores de riesgo son fumar (hasta el 20 % de los cuadros están causados por tabaquismo), tener más de 55 años de edad, ser diabético, ser obeso o presentar una pancreatitis crónica. También hay ciertos síndromes genéticos (como el síndrome de Lynch) que predisponen a su aparición, los cuales son responsables de hasta el 10 % de los casos.

El cáncer de páncreas es una de las neoplasias malignas más letales. Tal y como indican fuentes médicas, este cáncer es la causa de muerte de más de 331 000 personas al año, lo cual le otorga el puesto número 7 entre los cánceres que más muertes provocan en ambos sexos biológicos. La tasa de supervivencia general es muy baja, pues solo el 5 % de los pacientes sobreviven 5 años después del diagnóstico.

El principal motivo de la alta tasa de mortalidad del cáncer de páncreas es su capacidad para permanecer silencioso durante sus etapas iniciales. En las siguientes líneas, se describen 7 técnicas para el diagnóstico de esta malignidad: en la prevención y la detección temprana radica la clave del éxito.

1. Ecografía abdominal

La ecografía es una técnica de diagnóstico por imagen que hace uso de ondas sonoras de alta frecuencia (ultrasonido) para observar el interior del cuerpo. A diferencia de otras pruebas imagenológicas, esta no hace uso de radiación ionizante (rayos X), reporta una invasividad nula, es sencilla de realizar e indolora. Es por este motivo que se suele recomendar para la exploración inicial de diversos órganos internos, específicamente en el área abdominal.

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Además, cabe destacar que la ecografía o ultrasonido es ideal para la exploración de tejidos blandos: la alta resolución espacial de esta técnica en los tejidos superficiales puede ser una herramienta poderosa para discriminar entre una amplia gama de masas en órganos y sistemas blandos, como riñones, hígado o páncreas. Adicionalmente, permite obtener imágenes a tiempo real, por lo que el profesional médico puede observar el entorno abdominal de forma directa y evaluar su funcionalidad. Aunque su capacidad diagnóstica es limitada, esta puede ser una buena prueba para comenzar el diagnóstico del cáncer de páncreas.

2. Tomografía axial computarizada (TAC) con contraste

La tomografía axial computarizada (TAC) es una técnica que utiliza una máquina de rayos X especial que toma imágenes bidimensionales (cortes) desde distintos ángulos para, posteriormente, procesarlas en forma de imágenes 3D. A diferencia de la radiografía convencional, el TAC presenta un alto nivel de detalle y una vista completa de estructuras complejas como el páncreas, los vasos sanguíneos y los tumores, facilitando la planificación quirúrgica, el diagnóstico y el seguimiento del tratamiento. En ocasiones, es necesario aplicar al paciente un medio de contraste (compuestos yodados y sulfatos de bario) para mejorar la visualización de ciertos órganos y sistemas.

El TAC con contraste se utiliza ampliamente en la detección del cáncer de páncreas porque ofrece una mayor precisión y detalle en las imágenes en comparación con otras técnicas, lo que es crucial para identificar y caracterizar este tipo de cáncer, difícil de diagnosticar en sus primeras etapas. El contraste empleado es de gran utilidad porque las células cancerosas suelen tener un patrón de vascularización diferente al tejido pancreático sano. Esto ayuda a identificar tumores pequeños que, de otro modo, podrían pasar desapercibidos.

Además de mejorar la visualización del tumor, el TAC con contraste permite a los médicos evaluar si el cáncer se ha diseminado a estructuras cercanas, como los vasos sanguíneos o el hígado. Esto es fundamental para determinar la etapa del cáncer y planificar el tratamiento adecuado. Tal y como indican fuentes médicas, esta técnica también es ideal para guiar biopsias (el método definitivo de diagnóstico de cáncer).

3. Resonancia magnética (RM)

La resonancia magnética, como su propio nombre indica, es una técnica que hace uso de un poderoso campo magnético y ondas de radio generadas por computadora con el fin de generar imágenes detalladas del interior del cuerpo. Al igual que la ecografía, no hace uso de radiación ionizante (rayos X), el contraste empleado suele presentar menos efectos adversos que el usado en el TAC, y reporta un excelente detalle de los tejidos blandos. Como desventajas, es necesario destacar su larga duración, una maquinaria necesaria poco apta para pacientes claustrofóbicos, y su alto coste en comparación con otras pruebas más sencillas.

Si bien el TAC suele ser la primera opción para la detección del cáncer de páncreas y su estadificación, la RM puede ser de más ayuda cuando se necesita mayor detalle en los tejidos blandos o en el sistema de conductos biliares. Además, al no hacer uso de radiación ionizante, puede ser una opción más viable para el seguimiento del tumor una vez detectado. La realización de un estudio u otro siempre debe ser evaluada por un profesional médico.

4. Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE)

La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica es una de las técnicas para el diagnóstico del cáncer de páncreas que combina la endoscopia gastrointestinal superior con los rayos X para detectar problemas en los conductos biliares y pancreáticos. Este procedimiento se emplea con el fin de encontrar la causa de síntomas abdominales relacionados con la salud del hígado y el páncreas, como pueden ser el dolor abdominal o la coloración amarillenta de piel y ojos (ictericia).

5. Tomografía por emisión de positrones (PET)

La tomografía por emisión de positrones (PET) es una técnica de imagen que utiliza pequeñas cantidades de materiales radiactivos, llamados trazadores, para su absorción en los distintos tejidos del cuerpo. Los trazadores emiten positrones que interactúan con los electrones, produciendo rayos gamma que son detectados por el escáner PET, creando imágenes detalladas de la actividad metabólica de las células. A diferencia de otras técnicas de diagnóstico por imagen (que muestran la estructura física de los órganos), el PET mide la actividad química de los tejidos, permitiendo detectar anomalías funcionales antes de que se manifiesten físicamente.

El PET se suele combinar con otras técnicas de imagen, como la tomografía axial computarizada (PET/TAC), para obtener tanto información estructural como funcional de órganos y tejidos. Esto hace que sea especialmente útil en la detección de cáncer, ya que las células tumorales suelen tener un metabolismo más rápido y captan más el trazador radiactivo en comparación con el tejido circundante, lo que las hace más visibles en las imágenes obtenidas. Por esta razón, es una herramienta clave en la evaluación de la extensión de la enfermedad, la detección de metástasis y el monitoreo de la respuesta al tratamiento.

En el cáncer de páncreas, el PET se utiliza principalmente para evaluar si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo, como el hígado o los ganglios linfáticos, lo que es crucial para la planificación del tratamiento. Aunque el PET no se usa de manera rutinaria para el diagnóstico inicial, puede ser útil en casos donde el TAC o la RM no proporcionan información clara sobre la extensión del tumor o cuando hay sospechas de metástasis que no han sido detectadas por otras pruebas.

6. Análisis de marcadores en sangre

Diversos análisis de sangre pueden apoyar a las técnicas por imagen para el diagnóstico de cáncer de páncreas, sobre todo en las etapas más iniciales del recorrido médico. Aunque estos parámetros bioquímicos nunca vayan a brindar un diagnóstico definitivo, es de interés citarlos en el siguiente listado:

  1. Marcadores bioquímicos de función hepática: la ictericia, el color amarillento de piel y mucosas oculares, es uno de los primeros síntomas de cáncer de páncreas, pero también de un mal funcionamiento del hígado. Ciertos marcadores sanguíneos, como bilirrubina, transaminasas o albúmina, pueden ayudar a distinguir de forma superficial entre un problema hepático y uno pancreático.
  2. Ca-19-9: este marcador tumoral suele verse elevado en la sangre de personas con cáncer de páncreas y/o en el árbol biliar. De todas formas, también puede encontrarse elevado en otras neoplasias malignas (como el cáncer de colon), así como en patologías benignas, como la pancreatitis. Ante resultados elevados en la analítica sanguínea, se requieren más pruebas.
  3. Antígeno carcinoembrionario (CEA): el antígeno carcinoembrionario (CEA) es una glicoproteína que se produce durante el desarrollo fetal y usualmente no se detecta en la sangre de las personas sanas adultas.

Estos marcadores, por sí solos, no reportan un diagnóstico certero del cáncer de páncreas. Se necesitan más estudios para la confirmación del cuadro.

7. Biopsia

La biopsia es el método diagnóstico por excelencia para el cáncer, ya sea de páncreas o de otras zonas. En este procedimiento, se extrae una muestra de tejido del área sospechosa y se analiza en el laboratorio. Esto permite detectar las mutaciones en las células asociadas al cáncer, lo que confirma el cuadro. Más allá del diagnóstico inequívoco, esta técnica también permite abordar el tratamiento y una estimación del pronóstico según el tipo de malignidad detectada a nivel genético.

Para la extracción del tejido en el caso del cáncer de páncreas, pueden emplearse técnicas de diagnóstico ya citadas en este espacio para guiar al profesional médico, como la tomografía axial computarizada. De todas formas, esta es la prueba definitiva en todos los casos.

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