¿Cuáles son las causas de la aparición de un bulto en el pie?

Bulto en el pie: 10 posibles causas

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El término pie designa la extremidad de cada uno de los dos miembros inferiores del cuerpo humano. Se trata de la porción terminal de la anatomía inferior y es esencial para la locomoción. En nuestra especie, los pies tienen la función principal de soporte, y nos permiten desplazarnos de forma bípeda, aguantan el peso del cuerpo, absorben los impactos constantes al caminar y trasladan la fuerza de rotación que se produce en la cadera, entre otras muchas cosas.

El pie humano está compuesto por 26 huesos que se dividen, principalmente, en 3 secciones: tarso, metatarso y falanges. También consta de múltiples músculos, tendones, articulaciones y ligamentos, los cuales soportan esfuerzos demandantes día a día durante la locomoción y la actividad física. En las siguientes líneas, se describen 10 posibles causas por las cuales puede aparecer un bulto en el pie, y cómo abordarlas de forma temprana.

1. Ganglión o quiste ganglionar

Tal y como indican investigaciones, el ganglión, quiste sinovial o quiste ganglionar es una de las causas más comunes de aparición de un bulto en el pie. Estos crecimientos son benignos (no cancerosos), contienen un líquido gelatinoso en su interior, y se producen sobre las articulaciones o sobre el recubrimiento de los tendones de las extremidades.

No se sabe por qué aparecen estos crecimientos, pero podrían estar relacionados con traumatismos previos en la región del pie. Estos bultos tienen formas redondeadas u ovaladas, se sitúan debajo de la piel, y se muestran duros y lisos al tacto. Algunos gangliones desaparecen por sí solos con el paso del tiempo, mientras que otros pueden requerir la extirpación de líquido con una aguja o una extracción quirúrgica.

2. Neuroma

Los neuromas son crecimientos no cancerosos del tejido nervioso. Por lo general, se encuentran entre el tercer y cuarto dedo del pie, y suelen acompañarse de síntomas como dolor intenso localizado en la región de aparición, sensación de ardor, hormigueo y entumecimiento.

Diversos eventos pueden fomentar la aparición de un neuroma en el pie:

  1. Deformidades congénitas del pie.
  2. Traumatismos en el pie que conlleven daño nervioso.
  3. Uso de calzado inadecuado repetido.
  4. Estrés mecánico repetido en el pie.

Las opciones de tratamiento varían según la gravedad de cada neuroma. En los casos menos severos, la utilización de calzado adecuado durante un tiempo suele ser suficiente para la mejoría a nivel sintomático. En escenarios más problemáticos, se puede plantear el consumo de fármacos, las órtesis e incluso la extirpación quirúrgica.

Sea causado por un neuroma u otros evento clínico, es necesario buscar atención médica inmediata ante la aparición de un bulto en el pie. Es necesario realizarse una prueba de diagnóstico por imagen cuanto antes para descartar patologías potencialmente graves.

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3. Bursitis

La bursitis es un trastorno inflamatorio que afecta a las pequeñas bolsas rellenas de líquido (bolsas sinoviales) situadas sobre la piel o bajo músculos/tendones. Las causas más comunes de esta patología son los movimientos repetitivos o las posturas que provocan presión en las bolsas sinoviales.

Los síntomas de la bursitis del pie suelen incluir dolor, especialmente en la parte posterior del talón, al caminar, correr o al tocar la zona. También suele manifestarse como enrojecimiento y calor en el área afectada.  Evitar las actividades que puedan ocasionar dolor, aplicar hielo y tomar antiinflamatorios suele ser suficiente para aliviar la sintomatología de la bursitis. En caso de que la situación no mejore, es posible plantear abordajes algo más invasivos, como la inyección de esteroides.

4. Fibroma plantar

Un fibroma plantar es un nudo (nódulo) fibroso en el arco del pie. Es benigno (no canceroso) y en la mayoría de los casos no desaparece y tampoco se hace más pequeño con el paso del tiempo sin necesidad de tratamiento. Su presentación típica es en forma de bulto en el arco plantar, el cual se siente firme al tacto. Los fibromas plantares pueden presentarse con o sin dolor, si bien el malestar suele tener lugar debido a la utilización de calzado inadecuado más allá de la patología en sí misma.

El tratamiento no quirúrgico puede ayudar a aliviar la sintomatología del fibroma, pero no hará que este desaparezca. Para eliminarlo, será necesario una extracción quirúrgica. De todas formas, si la masa está estable y no genera malestar, se pueden explorar otros abordajes como fisioterapia, inyecciones de esteroides o aparatos ortopédicos.

5. Verruga plantar

La verruga plantar es otro de los motivos por los cuales puede aparecer un bulto en el pie. Estos tumores pequeños y ásperos superficiales de la piel ocurren tras la infección por el virus del papiloma humano (VPH). Existen más de 200 tipos de VPH, y algunos afectan a la región plantar, mientras que otros pueden manifestarse en otras partes del cuerpo (como los genitales).

Los VPH tipo 1, 2 y 4 son los que más comúnmente se asocian a las verrugas plantares. La mayoría de ellas son inofensivas y desaparecen sin tratamiento, aunque el proceso puede demorarse por varios años. En caso de que se desee extraer la verruga por cuestiones estéticas o funcionales, se puede recurrir a la crioterapia, el ácido salicílico o la cirugía menor, entre otros procedimientos.

6. Lipoma

Los lipomas son tumores grasos ubicados entre la capa muscular y la piel. Se diferencian de otros bultos en que son suaves y pastosos al tacto, suelen presentarse en tamaños pequeños (menos de 5 centímetros de diámetro) y se mueven con facilidad al ejercer una ligera presión sobre ellos con los dedos.

Al igual que el resto de elementos citados en este espacio, los lipomas no son cáncer. Sus causas de aparición aún no están claras, pero se sospecha de un claro componente genético en su aparición y la edad avanzada también podría jugar un papel importante en ellos. En general, estos bultos no requieren tratamiento, si bien se puede optar por la extracción quirúrgica o la liposucción por motivos estéticos.

7. Callos

Los callos, también conocidos como callosidades, son bultos causados por la fricción o la presión sobre la piel. El engrosamiento de la región anatómica afectada es una respuesta protectora frente al estrés continuado en el tiempo. Los callos pueden aparecer por diversos motivos, entre los que se destacan:

  1. Uso de calzado inadecuado que no se ajusta correctamente a la forma del pie.
  2. Anomalías estructurales del pie.
  3. Actividades físicas repetidas.
  4. Desalineación del pie.
  5. Realización de ciertas actividades laborales.

El uso de almohadillas protectoras, el remojo en agua tibia y la exfoliación suave suelen ser abordajes suficientes para tratar los callos. En casos extremadamente raros y persistentes, se puede considerar la eliminación quirúrgica del callo. Sin embargo, este enfoque generalmente se reserva para situaciones en las que otros tratamientos han fallado.

8. Osteocondroma

Los osteocondromas son tumores óseos benignos que se desarrollan a partir del cartílago en la superficie de un hueso. Estos crecimientos óseos pueden aparecer en cualquier hueso largo del cuerpo, pero son más comunes en las áreas alrededor de las rodillas, los pies, los hombros y las caderas. Por lo general, son asintomáticos y se descubren incidentalmente en radiografías realizadas por otras razones. En casos reducidos, pueden provocar dolor o deformidad visible.

El tratamiento de los osteocondromas a menudo no es necesario si son pequeños y no causan síntomas. Sin embargo, en casos de osteocondromas sintomáticos o complicados, el tratamiento puede incluir cirugía para extirpar el crecimiento óseo.

9. Quiste epidermoide

Los quistes epidermoides, también conocidos como quistes sebáceos, son protuberancias benignas que se forman debajo de la piel. Se originan a partir de folículos pilosos dañados, en los cuales células de la piel y la queratina se acumulan y forman un saco. Estos quistes suelen ser indoloros, aunque pueden volverse sensibles si se inflaman o infectan. Los síntomas generales incluyen una protuberancia redonda o abultada bajo la piel, que a menudo es móvil y puede ser de color blanco amarillento.

El tratamiento generalmente implica la extirpación quirúrgica del quiste. Este procedimiento se realiza bajo anestesia local de forma ambulatoria. La extirpación quirúrgica es necesaria para prevenir la recurrencia del quiste y para evitar complicaciones como infecciones recurrentes o abscesos.

10. Gota

La gota es un tipo de artritis inflamatoria que resulta de la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Estos cristales se forman cuando hay niveles elevados de ácido úrico en la sangre, lo que puede ocurrir debido a la sobreproducción o una eliminación inadecuada del mismo.

Los ataques agudos de gota suelen manifestarse repentinamente con dolor intenso, hinchazón (bulto), enrojecimiento y sensibilidad en una articulación, típicamente en la base del dedo gordo del pie. Además del dolor articular agudo, la gota puede provocar complicaciones a largo plazo, como la formación de tofos (depósitos de cristales de ácido úrico) alrededor de las articulaciones y daño articular irreversible.

Como se ha podido observar en estas líneas, la aparición de un bulto en el pie puede responder a múltiples causas, desde una lesión local hasta una lesión sistémica. Ante cualquier duda, se recomienda visitar al profesional médico.

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