El cuello es el área de transición entre el cráneo, el tronco y las extremidades superiores. Juega un papel esencial en el mantenimiento de la anatomía humana, pues da soporte a la cabeza y nos permite girarla hacia cualquier estímulo percibido, además de conectar estructuras respiratorias, nerviosas, sanguíneas y digestivas. El dolor esporádico en esta zona es frecuente, pero si aparece un bulto en el cuello acompañado de otros síntomas de alerta se requiere una visita inmediata al médico.
Cualquier parte del cuello (huesos, articulaciones, tendones, músculos, ligamentos y nervios) es susceptible de verse dañada. La tensión/distensión muscular es una de las causas más comunes de malestar en esta zona, pero también puede ocurrir por muchas otras cosas. En las siguientes líneas, se exponen 10 causas del bulto en el cuello y cuáles son los síntomas asociados.
1. Mononucleosis infecciosa
La mononucleosis infecciosa es conocida por la población general como “la enfermedad del beso”, ya que se transmite por el contacto directo con la saliva de una persona infectada. El agente causal más común es el virus de Epstein-Barr, un microorganismo patógeno de la familia de los herpes. Sus síntomas más comunes son fatiga, inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello, amígdalas hinchadas, dolor de cabeza, sarpullido en la piel, bazo inflamado y dolor de garganta.
La mononucleosis infecciosa es uno de los desencadenantes del bulto en el cuello, pues este corresponde a la inflamación de los ganglios linfáticos. No existe una terapia específica para tratar esta infección, pues es el propio sistema inmunitario el que tiene que acabar con el virus. De todas formas, existen abordajes tanto caseros como farmacológicos para paliar síntomas y complicaciones.
2. Nódulos tiroideos
Los nódulos tiroideos son bultos sólidos o rellenos de fluido que se forman en la tiroides, una glándula pequeña en forma de mariposa en la parte delantera del cuello. La mayoría de ellos son de relevancia clínica leve y no causan síntomas, pero un pequeño porcentaje se consideran cancerosos (aproximadamente un 5%).
Cuando son visibles, los nódulos se pueden palpar y ver. Además, en algunos casos, son capaces de presionar la tráquea y el esófago, lo que desemboca en síntomas como dificultad para respirar y/o tragar. En caso de que el nódulo en sí curse con una producción hormonal adicional, aparecen signos clínicos típicos de hipertiroidismo. El tratamiento depende de la malignidad del bulto.
3. Quiste sebáceo
Los quistes sebáceos son protuberancias benignas de crecimiento lento ubicadas debajo de la piel. El cuello es un lugar de aparición común, aunque también pueden aparecer en la espalda, los hombros, el pecho y otras partes del cuerpo. En general, se forman a partir de la inflamación de un folículo piloso o un traumatismo cutáneo.
El quiste sebáceo es benigno y no supone ningún riesgo para la salud en la mayoría de los casos. Solo es un problema cuando se infecta.
4. Amigdalitis
La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas, los ganglios linfáticos que se encuentran en la parte posterior de la boca y en la parte de arriba de la garganta. Al igual que en la mononucleosis infecciosa, la aparición del bulto en el cuello corresponde con la inflamación. Otros de los síntomas de la amigdalitis son la fiebre, el dolor de estómago, la dificultad para tragar, la voz rasposa, el mal aliento y el dolor de garganta.
5. Nudo muscular
Los nudos musculares son contracturas muy frecuentes que pueden ocurrir en el cuello. Desde un punto de vista fisiológico, se trata de puntos localizados en los que existe un aumento del tono muscular, lo que puede llegar a dar al músculo un relieve con forma de bulto. Si bien los nudos no son problemas graves, si están presentes de forma sostenida pueden llegar a ser muy molestos y limitar la calidad de vida. Se pueden prevenir y abordar con ciertos ejercicios, automasajes, aplicación de calor y relajantes tópicos.
6. Lipoma
Los lipomas también son causas comunes por las que puede aparecer un bulto en el cuello. Un lipoma es una masa de grasa de crecimiento lento que, en la mayoría de los casos, se localiza entre la piel y la capa muscular. Se siente pastoso al tacto, no duele (salvo excepciones) y se desplaza con facilidad al aplicar presión. Su causa no está del todo clara, pero todo parece indicar a un importante componente genético.
Los lipomas no son cancerígenos y tampoco suponen un problema para la salud. Por lo tanto, no suelen requerir ningún tratamiento especial. En caso de que conlleven un problema estético o crezcan demasiado, se puede plantear su extracción de forma quirúrgica o con una liposucción.
7. Nódulo no tiroideo
El término nódulo se usa para designar a una agrupación de células en el cuerpo. Para que un bulto en el cuello cumpla este criterio, debe ser redondeado, circunscrito y profundo. Puede formarse en la piel, los tendones, los músculos y otras estructuras, incluyendo las cuerdas vocales. La mayoría de los nódulos son benignos e indoloros.
8. Bocio
El bocio es el crecimiento irregular de la glándula tiroides. Puede consistir en un agrandamiento general de esta estructura o, en su defecto, ser resultado del desarrollo irregular de algunas de sus partes. Sea como fuere, también es uno de los cuadros clínicos que se puede traducir en un bulto en el cuello.
La causa más común de bocio en el mundo es la falta de yodo en la dieta, sobre todo en regiones de bajo ingreso. El tratamiento depende del tamaño del bulto, los síntomas asociados, la causa subyacente y otros muchos factores.
9. Faringitis bacteriana
La faringitis bacteriana es otro cuadro de naturaleza infecciosa que se traduce en un bulto en el cuello por la consiguiente inflamación de los ganglios linfáticos. Se trata con antibióticos, pero el abordaje específico depende del agente infeccioso.
10. Cáncer de tiroides
Se cita en último lugar el cáncer de tiroides, pues en gran parte de los casos este no es motivo de la aparición de un bulto en el cuello. Tal y como indican fuentes profesionales, se diagnostican cada año 449 000 casos en mujeres y 137 000 en hombres. Esto se traduce, de forma aproximada, en 14.6 personas afectadas por cada 100 000.
Solo 1 de cada 20 bultos en el cuello son cancerígenos. De todas formas, merece la pena destacar la importancia del diagnóstico temprano, independientemente de la causa. Ante cualquier bulto o anormalidad en el cuello (o en cualquier parte del cuerpo), se recomienda acudir al centro médico cuanto antes.
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