Edema: causas, síntomas y tratamiento
Causas, síntomas y tratamiento del edema.

Edema: causas, síntomas y tratamiento

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El término edema hace referencia a la acumulación de líquido en el espacio intersticial o extracelular del organismo, lo que da lugar a una hinchazón característica en distintas partes del cuerpo. También conocido como hidropesía, este cuadro suele afectar a las extremidades (brazos y piernas), si bien es capaz de manifestarse en otras regiones anatómicas, como la cara.

Los edemas no son una enfermedad en sí mismos, sino un síntoma o un signo clínico de un cuadro subyacente que requiere abordaje rápido. Estas acumulaciones de líquido en tejidos blandos suelen indicar un problema cardíaco, hepático, renal, tiroideo o una combinación de diversas patologías. En las siguientes líneas, se recogen las causas, los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento del edema.

Tipos de edemas

Según su extensión, los edemas suelen categorizarse como localizados (se limitan a solo un miembro o una región anatómica) o generalizados (se presentan en gran parte del cuerpo). Además, también es posible dividirlos con base en la zona en la que se manifiestan, tal y como se refleja en el siguiente listado:

  • Ascitis: es un tipo de edema con nombre propio que responde a la acumulación de líquido específicamente en la cavidad peritoneal (el espacio dentro del abdomen que rodea los órganos).
  • Edema cerebral: es la acumulación de líquido en los espacios intra o extracelulares del cerebro.
  • Edema macular: una enfermedad del ojo que consiste en la acumulación de líquido en la zona más sensible de la retina, la mácula.
  • Edema pulmonar: tal y como indica su propio nombre, esta afección está causada por el exceso de líquido presente en los pulmones.
  • Edema escrotal: agrandamiento anormal del escroto que puede ser uni o bilateral.

Por último, y con base en la temperatura de la región anatómica afectada, el edema puede categorizarse como frío o como caliente. El edema frío suele indicar problemas crónicos no inflamatorios, generalmente relacionados con la circulación o retención de líquidos, mientras que el caliente es indicio de procesos inflamatorios y/o infecciosos, tales como celulitis, trombosis venosa profunda o reacciones alérgicas, entre otros cuadros.

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Síntomas asociados

Los síntomas principales del edema varían según la zona que experimenta la acumulación de líquido. De todas formas, en general, es posible experimentar:

  1. Hinchazón o inflamación de los tejidos que se encuentran por debajo de la piel.
  2. Piel estirada y/o brillante.
  3. En caso de que la acumulación de líquido se localice en las extremidades, dificultad para andar o agacharse.
  4. Formación de un hoyuelo en la piel tras apretar ligeramente la zona afectada.
  5. Problemas para respirar y/o hacer esfuerzos físicos, en caso de edema pulmonar o ascitis.
  6. Mareos, dolores de cabeza y confusión, en caso de edema cerebral.
  7. Sensación de pesadez en el área afectada.
  8. Ligero dolor en el área afectada.

Todos estos signos clínicos indican la necesidad de atención médica, pero la falta de aire, los latidos irregulares, el dolor de pecho, la confusión generalizada y los mareos ameritan una visita al centro de urgencias. Ante cualquier duda o preocupación, consulta con tu médico de confianza.

Causas del edema

Tal y como su propio nombre indica, el líquido intersticial es el líquido que se localiza en los espacios que rodean a las células. Se trata de un filtrado del plasma sanguíneo proveniente de los capilares, y su contenido es prácticamente el mismo que el plasmático, si bien difiere en la concentración de sustancias (tiene menos proteínas). Su función principal es ayudar a traer oxígeno y nutrientes a las células y extraer desperdicios de ellas.

El edema se produce cuando hay una fuga de líquidos desde los capilares sanguíneos hacia el intersticio. Esto puede ocurrir por varios eventos a nivel fisiológico:

  1. Aumento de la presión hidrostática capilar. Evento que tiene lugar cuando la presión dentro de los capilares es anormalmente alta, lo que impulsa el líquido hacia los tejidos circundantes y provoca edema, generalmente desembocado por insuficiencia cardiaca, insuficiencia venosa, sobrecarga de volumen, obstrucciones venosas y/o hipertensión portal.
  2. Disminución de la presión oncótica del plasma. Este cuadro ocurre cuando hay una reducción en las proteínas plasmáticas, principalmente la albúmina, lo que disminuye la capacidad del plasma para retener agua dentro de los vasos sanguíneos. Suele ser fruto de un síndrome nefrótico o una desnutrición severa.
  3. Aumento de la permeabilidad capilar, un cuadro en el cual las paredes de los capilares se vuelven más permeables, permitiendo que líquido y proteínas salgan hacia los tejidos. Está provocado por reacciones inflamatorias, anafilaxia y exposición a toxinas, entre otros cuadros.
  4. Obstrucción del sistema linfático, un bloqueo de los vasos linfáticos que drenan líquido desde los tejidos a través de todo el cuerpo y permiten que las células del sistema inmunitario se trasladen por el cuerpo. Ciertas infecciones parasitarias, lesiones, radioterapia, cirugía y tumores son los principales sospechosos de este cuadro clínico.

Los casos leves de edema pueden estar desencadenados por comer alimentos con demasiada sal, permanecer en la misma posición durante mucho tiempo, estar embarazada o presentar síndrome premenstrual. De todas formas, y tal y como se ha reflejado en la lista previa, también puede tener desencadenantes más severos, como: insuficiencia cardiaca congestiva, daño hepático, enfermedad renal y trombosis venosa profunda, entre otras emergencias médicas.

Diagnóstico

El diagnóstico inicial del edema comienza con una visita al médico y recogida del historial clínico del paciente. Esta anamnesis primaria incluye la realización de preguntas sobre las enfermedades activas o previas del paciente, el momento de aparición del edema, la sintomatología asociada y más. Después, será necesario un examen físico para encontrar la zona afectada y la extensión de la acumulación de líquidos. 

El edema grading es un sistema de clasificación utilizado para cuantificar la severidad del edema, especialmente el edema periférico, mediante la evaluación de la profundidad y duración del hundimiento que queda al presionar la piel (edema godet o con fóvea). Este sistema ayuda a los médicos a describir y monitorear el edema de manera objetiva.

Según esta escala, se pueden obtener los siguientes resultados:

  • Grado 0: sin edema, no hay hinchazón ni hundimiento visible al presionar la piel.
  • Grado 1+: edema leve, hundimiento superficial (<2 mm), se resuelve rápidamente (en menos de 15 segundos), hinchazón mínima.
  • Grado 2+: moderado, hundimiento de 2-4 mm, se resuelve en 15-30 segundos, hinchazón más evidente.
  • Grado 3+: marcado, hundimiento de 4-6 mm, se resuelve en 30-60 segundos, hinchazón significativa.
  • Grado 4+: severo, hundimiento profundo (>6 mm), tarda más de 60 segundos en resolverse, hinchazón masiva.

Más allá de esta clasificación, suelen ser necesarios estudios analíticos para evaluar la función del hígado, los riñones, la tiroides y otros órganos potencialmente involucrados en la aparición del edema. Según los parámetros de ciertos elementos en sangre (como albúmina, transaminasas y otros), es posible comenzar a sospechar sobre el mal funcionamiento de alguna estructura vital.

El diagnóstico por imagen también juega un papel crucial en la evaluación del edema, ya que permite identificar la causa subyacente y determinar su extensión y localización. El uso de técnicas imagenológicas como la ecografía es útil para evaluar el edema periférico y detectar la presencia de fluidos en los tejidos, mientras que la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) pueden ser necesarias para evaluar edemas más profundos, como los que afectan a órganos internos (como el pulmón en el edema pulmonar o el cerebro en el edema cerebral). Además, las imágenes pueden ayudar a identificar condiciones asociadas, como trombosis venosa, insuficiencia cardíaca, o problemas linfáticos, y guiar el tratamiento adecuado.

Tratamiento del edema

El tratamiento del edema depende de la causa subyacente, pues como hemos dicho en líneas previas, este cuadro es un síntoma y no una enfermedad en sí misma. Si el edema es causado por una condición cardiovascular, como insuficiencia cardíaca, se pueden utilizar diuréticos para eliminar el exceso de líquido del cuerpo, además de inhibidores de la ECA o betabloqueantes para mejorar la función del corazón. En casos de insuficiencia venosa, se recomienda el uso de medias de compresión para mejorar el retorno venoso y reducir la hinchazón en las piernas. También es crucial elevar las extremidades para facilitar el drenaje del líquido acumulado.

Si el edema se debe a problemas renales, como el síndrome nefrótico, el tratamiento puede incluir diuréticos, junto con medicamentos como los inmunosupresores si hay inflamación subyacente, y un seguimiento estricto de la función renal. En casos de edema asociado a hipoproteinemia (como en la desnutrición o la cirrosis hepática), el tratamiento puede incluir la reposición de proteínas a través de la nutrición adecuada o infusiones de albúmina para mejorar la presión oncótica y reducir la acumulación de líquido.

En situaciones de edema inflamatorio, como el asociado a infecciones o reacciones alérgicas, el tratamiento se centra en controlar la inflamación mediante el uso de corticosteroides o antihistamínicos. Si el edema está causado por obstrucciones linfáticas (linfedema), el abordaje se enfoca en terapias físicas como el drenaje linfático manual y ejercicios de compresión. Es importante un diagnóstico preciso para determinar la causa del edema, ya que el tratamiento adecuado varía según la patología subyacente.

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