2. Distinto procedimiento
El procedimiento de la resonancia magnética (RM) y la ecografía difiere, principalmente, en la forma en que se obtienen las imágenes y el ambiente en que se realiza cada examen. En la RM, el paciente se acuesta en una camilla que se desliza dentro de un tubo largo y cerrado, donde se genera un campo magnético y ondas de radio para producir imágenes internas detalladas. Algunas clínicas ofrecen la modalidad de realizar la prueba en una máquina de tipo semiabierto, si bien esto no es lo más habitual.
Por otro lado, la ecografía es un procedimiento mucho más simple y rápido. El paciente se coloca en una camilla mientras el técnico o el médico utiliza un transductor (dispositivo manual) que se desliza sobre la piel del área a examinar. Como ya se ha mencionado en líneas previas, este dispositivo emite ondas sonoras que se reflejan en los tejidos internos y forman una imagen en tiempo real en la pantalla del monitor. No se necesita inmovilidad prolongada y el ambiente es mucho más abierto y cómodo para el paciente.
A pesar de que la ecografía sea más sencilla y cómoda de realizar, esto no significa que pueda recurrirse siempre a ella, mucho menos en sustitución de una RM. Como se verá en apartados posteriores, la ecografía presenta ciertas limitaciones diagnósticas y a menudo debe complementarse con otros estudios para llegar a un diagnóstico certero.
3. Duración
En línea con el punto anterior, es importante destacar que la ecografía es mucho más rápida que la RM. En la mayoría de los escenarios, la toma de imágenes para la ecografía es de 10-20 minutos, rara vez superando la media hora de duración. Este intervalo temporal puede variar según el tipo de prueba realizada y la región anatómica bajo estudio, pero se exponen reglas generales.
Por otro lado, la duración de una resonancia magnética oscila entre 30 y 60 minutos, es decir, hasta el doble de tiempo en comparación con una ecografía. La mayor complejidad en el proceso de obtención de imágenes hace que el intervalo temporal para realizar la prueba sea más dilatado, pero a menudo esto también se traduce en una resolución diagnóstica más elevada.
4. Relación con los pacientes con claustrofobia
En este punto, es muy importante detallar que uno de los mayores problemas de la resonancia magnética es su realización en pacientes claustrofóbicos o con ansiedad frente a espacios cerrados. Para llevar a cabo esta prueba, el paciente debe deslizase tumbado en una camilla dentro de una máquina similar a un túnel, la cual es estrecha, oscura y puede emitir sonidos fuertes. Esto, juntado con la necesidad de permanecer inmóvil, puede suponer un desafío en personas claustrofóbicas.
Por otro lado, la ecografía no requiere permanecer en ningún espacio cerrado para su realización. El profesional en salud solo necesita mover el transductor por la piel del paciente, y el proceso se realiza en una sala hospitalaria amplia sin ninguna particularidad a reseñar. Por esta razón, no supone ningún problema para personas claustrofóbicas o con movilidad reducida.
De todas formas, es importante destacar que existen métodos para paliar la ansiedad durante la realización de una resonancia magnética en personas claustrofóbicas. Por ejemplo, se puede recomendar el consumo de fármacos sedantes si es necesario, o la realización de la prueba en una máquina de RM abierta o semiaberta, más espaciosa y cómoda, en los casos en los que sea posible.
5. Resolución de la imagen obtenida
La resonancia magnética ofrece una resolución excelente. Gracias a su metodología compleja, permite obtener imágenes muy detalladas de las diversas estructuras internas, mostrando con precisión diferencias sutiles en los tipos de tejidos (como músculos, ligamentos, nervios y órganos). Además, la RM puede generar imágenes en cortes muy finos y desde múltiples ángulos, lo que permite visualizar las estructuras en alta resolución y en tres dimensiones, capturando detalles pequeños y complejos de una manera muy precisa.
Sin embargo, la capacidad de penetración y la calidad de las imágenes obtenidas en la ecografía dependen del tipo de tejido y la profundidad del área a estudiar. Las ondas sonoras no pueden penetrar adecuadamente en estructuras densas como los huesos o ciertas áreas llenas de aire (como los pulmones), lo que reduce la resolución en estas zonas. Además, la ecografía es más eficaz para mostrar estructuras en tiempo real, pero el nivel de detalle es inferior al de la RM, especialmente en áreas más profundas o complejas.
6. Preparación previa
Una de las principales bondades de la ecografía es su preparación previa mínima. Dependiendo del área anatómica a estudiar, puede requerirse un periodo de ayuno de 6-8 horas previo a la prueba o, por ejemplo, necesitarse el consumo de abundante agua 1 hora antes del estudio para el mejor contraste de ciertas estructuras. De todas formas, en la mayoría de ecografías diagnósticas que no se realizan sobre la zona abdominal, no se requiere prácticamente ninguna preparación.
La RM, por otro lado, sí que tiene ciertas cuestiones y contraindicaciones a comentar. En primer lugar, el paciente debe informar antes de la prueba al personal sanitario si porta stents, marcapasos, implantes cocleares, implantes metálicos, válvulas cardiacas artificiales y otros elementos metálicos dentro del cuerpo. Es posible que se produzcan interferencias al aplicar el campo magnético y, por tanto, que en estos escenarios se desaconseje la realización del estudio.
Por otro lado, en algunos casos se requiere la administración de un medio de contraste intravenoso para la realización de la RM. Todo paciente que haya tenido una reacción adversa previa al contraste debe informarlo, al igual que si presenta problemas renales. En personas con riñones débiles, la depuración del contraste podría empeorar la condición.
7. Economía y accesibilidad
Debido a la maquinaria utilizada, el tiempo invertido, el personal involucrado y la complejidad del estudio, es fácil suponer que la resonancia magnética es más costosa y algo menos accesible en comparación con la ecografía. Por ello, en muchos casos se reserva su utilización a pacientes en los que ya se ha observado un resultado atípico en una radiografía o ecografía o que, en su defecto, requieren un estudio más detallado del área anatómica de interés.
Por otro lado, la ecografía está mucho más disponible en centros sanitarios en comparación con la RM, y en prácticamente todos los casos es más económica. Por ello, se suele emplear como primera opción para la observación a tiempo real de tejidos blandos (sobre todo en el área abdominal), para luego recurrir a otras pruebas si hay resultados anormales que requieran mayor evaluación.
Con todas estas diferencias citadas, es muy importante tener claro que tanto la resonancia magnética como la ecografía son esenciales para el diagnóstico de enfermedades, y se pueden complementar a la perfección. Ante cualquier duda del procedimiento o los potenciales resultados, te recomendamos que te pongas en contacto con tu profesional sanitario de confianza.
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