Las 5 pruebas de diagnóstico por imagen más comunes (y sus usos)
¿Cuáles son los tipos de pruebas de diagnóstico por imagen más comunes?

Las 5 pruebas de diagnóstico por imagen más comunes (y sus usos)

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Las pruebas de diagnóstico por imagen son herramientas mediante las cuales se pueden obtener, como su propio nombre indica, imágenes del interior del organismo (ya sea de la totalidad o de solo una parte). Estas técnicas son de gran utilidad en el terreno médico, pues ayudan al profesional en salud a diagnosticar enfermedades, determinar la gravedad de ciertas patologías, controlar a los pacientes una vez diagnosticados e, incluso, guiar ciertos procedimientos quirúrgicos.

El tipo de imagen que recomienda el profesional médico para el paciente depende de muchos factores, como su sintomatología, la parte del cuerpo que se va a estudiar, las enfermedades previas que padece, los elementos metálicos que porte en el interior de su cuerpo y mucho más. En las siguientes líneas, se describen los principales métodos de diagnóstico por imagen y sus principales aplicaciones.

1. Rayos X (radiografía)

La radiografía es una técnica imagenológica que emplea rayos X, un tipo de radiación electromagnética ionizante invisible para el ojo humano, con el fin de obtener imágenes del interior del cuerpo. Durante este procedimiento, los rayos X emitidos por la máquina atraviesan el organismo y se absorben en diferentes cantidades según la densidad del material. Los tejidos densos, como los huesos, se observan de color blanco. Los músculos y la grasa son grisáceos, mientras que las cavidades aéreas aparecen de tono negro.

Las radiografías son excelentes para la observación de estructuras óseas. Además, se trata de una técnica no invasiva, indolora, muy rápida y económica. Por estos motivos, es la técnica de diagnóstico por imagen más empleada en todo el mundo, sobre todo a la hora de realizar pruebas rutinarias y en urgencias.

De todas formas, la radiografía también tiene ciertas desventajas: presenta ciertas limitaciones en la visualización de tejidos blandos, no es suficientemente detallada para la detección de ciertas patologías y, además, expone al paciente a una dosis baja de radiación ionizante. Aunque la radiación emitida es mínima, es necesario tener esta información en cuenta, sobre todo en mujeres embarazadas.

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2. Ecografía

La ecografía, también conocida como ultrasonido, ultrasonografía o ecosonografía, es un procedimiento que emplea ondas de sonido de alta energía (ultrasonidos) para observar los órganos y los tejidos en el interior del organismo. Para llevarla a cabo, se emplea una herramienta similar a un micrófono, conocido como transductor, que se coloca sobre la piel, emite las ondas y recibe los ecos de vuelta una vez estas rebotan sobre las estructuras. Con esta información, un ordenador especial es capaz de generar las imágenes del organismo.

La ecografía no emplea radiación ionizante, lo que la hace completamente segura y apta para niños, mujeres embarazadas y todo tipo de pacientes en general. Además, se puede repetir cuantas veces sea necesario sin efectos secundarios asociados. Esta técnica de diagnóstico por imagen se usa para visualizar una amplia gama de estructuras internas del cuerpo, incluyendo órganos abdominales, músculos, tendones, vasos sanguíneos, tejidos blandos y órganos reproductores. Como ventaja accesoria, las imágenes se obtienen a tiempo real, por lo que permite el registro del movimiento en estructuras internas.

Al igual que la radiografía, la ecografía es indolora, no invasiva, rápida (aunque algo menos que los rayos X) y tiene un coste relativamente bajo. De todas formas, también muestra algunos puntos negativos, como su limitación en la observación de ciertas estructuras en comparación con la resonancia magnética (RM) o la tomografía axial computarizada (TAC). Además, cabe destacar que su uso se circunscribe a áreas específicas, por lo que no se puede usar para obtener una imagen completa de todo el cuerpo.

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3. Mamografía

La mamografía es una radiografía especial de la mama. A partir de la emisión de rayos X y la utilización de un aparato conocido como mamógrafo, esta técnica permite obtener imágenes de las estructuras de la glándula mamaria. Sin duda alguna, es el método de elección para buscar signos de cáncer de mama en sus estadios iniciales, motivo por el cual se realiza anualmente a partir de cierta edad en el sexo biológico femenino.

Aunque la mamografía es esencial para la prevención y el diagnóstico del cáncer de mama, a veces se tiene que acompañar de otras pruebas imagenológicas para obtener resultados concluyentes, como la ecografía o la resonancia magnética mamaria. Esto se aplica especialmente en mujeres con tejido mamario denso, implantes mamarios o anomalías que requieran una exploración más detallada tras un resultado alterado en su mamografía.

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4. Resonancia magnética nuclear (RMN)

La resonancia magnética (RM), imagen por resonancia magnética (IRM) o resonancia magnética nuclear (RMN) es una técnica avanzada de diagnóstico por imagen que utiliza campos magnéticos y ondas de radio para generar imágenes detalladas del interior del cuerpo. Durante una prueba de RM, el paciente se coloca dentro de una máquina con un potente imán, lo que hace que los átomos de hidrógeno de su cuerpo emitan señales detectables. Estas señales se procesan por ordenador para crear imágenes tridimensionales de alta resolución de tejidos blandos, órganos y estructuras anatómicas.

La RM proporciona imágenes de excelente resolución y gran detalle anatómico. Además, es especialmente útil para visualizar el cerebro, la médula espinal, las articulaciones, los tejidos blandos y los órganos abdominales con una claridad excepcional. A diferencia de los rayos X y la tomografía axial computarizada, no emplea radiación ionizante, y el procedimiento en sí es indoloro y no invasivo. Cabe destacar también que permite obtener imágenes de cuerpo entero, algo que la ecografía no puede hacer, y que presenta una muy buena resolución de contraste.

De todas formas, como en el resto de técnicas imagenológicas, la IRM también tiene ciertas desventajas y limitaciones. En primer lugar, una prueba por resonancia magnética puede tomar cierto tiempo para realizarse (incluso 1 hora o más), y la maquinaria puede generar claustrofobia en personas con problemas en espacios cerrados. Además, en su variante cerrada, la máquina de RM no siempre es apta para personas con obesidad, niños, ancianos y pacientes con movilidad muy reducida.

Por último, hay que tener en cuenta que el campo magnético emitido puede interactuar negativamente con ciertos elementos metálicos en el interior del cuerpo, como marcapasos, implantes cocleares o stents. Por esta razón, no siempre se puede realizar. Además, su ejecución y el mantenimiento de la maquinaria implicada es bastante más costoso que en el caso de la radiografía o la ecografía, por lo que no es una técnica con tanta disponibilidad en regiones de bajo ingreso o con infraestructuras sanitarias deficientes.

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5. Tomografía Axial Computarizada (TAC)

La tomografía axial computarizada, también abreviada como TAC o TC, es una técnica que combina múltiples imágenes de rayos X tomadas desde diferentes ángulos para crear imágenes detalladas en 3 dimensiones del interior del cuerpo. Durante un TAC convencional, el paciente se coloca en una camilla que se desplaza por un anillo en forma de “dónut” que contiene una fuente de rayos X y detectores de radiación. En el proceso, se toman múltiples imágenes transversales del área de interés que luego se combinan mediante una computadora para generar resultados detallados de órganos y tejidos.

El TAC se utiliza para diagnosticar una amplia gama de enfermedades y trastornos médicos. Esto incluye patologías que afectan a los pulmones, como neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cáncer de pulmón, así como enfermedades cardiacas diversas. También es útil para diagnosticar trastornos gastrointestinales, enfermedades del hígado y los riñones, fracturas óseas, lesiones de tejidos blandos, identificación de hemorragias en ámbitos de urgencia, daños traumáticos en el cerebro y mucho más.

Como factor a tener en cuenta, es importante destacar que el TAC emplea radiación ionizante, incluso en dosis más altas que los rayos X convencionales. Aunque las cantidades de exposición siguen siendo relativamente bajas en un solo estudio, su uso repetido a lo largo del tiempo puede favorecer el daño celular y la aparición de ciertos tipos de cáncer. Esta información es muy relevante en mujeres embarazadas, niños y personas que requieran evaluaciones imagenológicas repetidas. De todas formas, en la práctica totalidad de los casos, el riesgo es mínimo en comparación con los beneficios por su capacidad de detectar enfermedades y trastornos.

Como información adicional, y al igual que en la resonancia magnética, esta prueba tiene un costo más elevado por la maquinaria que emplea y la complejidad de la metodología. También suele requerir la administración de un contraste intravenoso para la mejor observación de los tejidos, lo cual en contadas ocasiones puede relacionarse con reacciones alérgicas o daño renal.

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Existen múltiples tipos de pruebas de diagnóstico por imagen, y todas ellas reportan beneficios y desventajas. Su elección depende de muchos factores, como la enfermedad que se está buscando detectar, el estado de salud general del paciente, su constitución física y mucho más. De todas formas, a pesar de los puntos negativos potenciales de cada una de estas técnicas, hay que subrayar que su utilización está justificada en todos los casos en los que un profesional médico lo indique. La detección de potenciales enfermedades antes de que se compliquen casi siempre es más relevante que los posibles efectos adversos de la prueba.

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