5 causas del lumbago (y cómo tratarlas)
Conoce 10 posibles causas del lumbago y cómo detectarlas antes de que se cronifiquen.

5 causas del lumbago (y cómo tratarlas)

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El lumbago, también conocido como dolor lumbar o lumbalgia, es un dolor en la zona baja de la espalda, la cual se encuentra situada entre las últimas costillas y la zona glútea. Este signo puede presentarse solo o acompañarse de otros síntomas, como rigidez lumbar, dificultad para realizar ciertos movimientos, espasmos musculares, hormigueos/ardor en la zona baja de la espalda, e incluso afectación de alguna de las extremidades inferiores. Según su duración, el lumbago puede considerarse desde agudo (unos días o semanas) hasta crónico (persistente por más de 12 semanas). La duración de este dolor y los signos acompañantes suelen dar pistas del origen de la lumbalgia, aunque casi siempre hay múltiples sospechosos.

Se estima que entre el 60 y el 80 % de la población mundial tendrá lumbalgia en algún momento de su vida. Este padecimiento puede ocurrir en todos los estratos sociales y a todas las edades, pero es más común entre los 50 y los 55 años de edad, y también reporta una incidencia mayor en el sexo biológico femenino. Algunas ocupaciones, especialmente aquellas que implican levantamiento de cargas pesadas o posturas forzadas, aumentan el riesgo, al igual que lo hacen la obesidad, el sedentarismo y otros factores relacionados con un estilo de vida inadecuado.

Hasta 9 de cada 10 cuadros de lumbalgia son de tipo idiopático, lo cual quiere decir que nunca se llega a encontrar una causa exacta. De todas formas, si se presta atención a los signos y síntomas asociados, es más sencillo descubrir potenciales desencadenantes. En las siguientes líneas, te mostramos 5 causas del lumbago, y cómo tratarlas antes de que se tornen crónicas. El conocimiento es el primer paso para el mejor diagnóstico.

1. Sobrecarga muscular o distensión

Tal y como indican fuentes epidemiológicas, la sobrecarga muscular y la distensión son las principales causas del lumbago. Cuando hablamos de sobrecarga muscular, nos referimos a un tipo de lesión que se produce por la contracción muscular mantenida e involuntaria, fruto de un exceso de actividad física, de una mala postura, de una mala gestión de la carga, o de la repetición excesiva de un movimiento concreto. Esta condición no implica necesariamente una lesión estructural, pero puede generar fatiga, rigidez o dolor muscular, especialmente si no se permite un tiempo adecuado de recuperación.

Por otro lado, la distensión es una lesión en las fibras musculares que ocurre cuando un músculo se estira más allá de su capacidad o se contrae de forma excesiva. Esto puede provocar un desgarro parcial o completo del tejido muscular, acompañado de dolor agudo, inflamación, pérdida de fuerza y limitación del movimiento. A diferencia de la sobrecarga, la distensión requiere mayor tiempo de recuperación y, en algunos casos, atención médica específica. Ambas condiciones tienen un origen común, pero la distensión es algo más severa que la sobrecarga.

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Tanto la sobrecarga muscular como la distensión se pueden tratar de forma inicial con reposo, aplicación de frío/calor, fisioterapia o masajes. En ciertas ocasiones, la distensión muscular puede requerir el uso de medicamentos antiinflamatorios, pues en este caso sí que existe una respuesta inflamatoria local por el desgarro de tejidos. Si el desgarro es grave (algo poco usual), existe la posibilidad de realizar procesos quirúrgicos para su reparación.

2. Mala postura

La mala postura es otro de los principales sospechosos al hablar de lumbago, sobre todo teniendo en cuenta que una parte muy importante de la población permanece sentada frente a un ordenador múltiples horas al día. Estar sentado encorvado o de pie con la espalda arqueada, así como posturas que implican levantar objetos pesados de forma incorrecta o dormir boca abajo, pueden favorecer el desarrollo de un episodio de lumbago agudo.

Mantener una buena higiene postural es vital para evitar el dolor lumbar. En caso de realizar trabajo de oficina, se recomienda levantarse del puesto cada 30-60 minutos, siendo ideal una pausa activa de 5 a 10 minutos por cada hora sentado. Si la ocupación implica trabajo físico, se recomienda una buena mecánica corporal, la realización regular de estiramientos, y el fortalecimiento de músculos de espalda-abdomen.

3. Hernia discal

Entramos en un terreno patológico que va más allá de cambios posturales, reposo y únicamente fisioterapia. La hernia discal es una condición en la que parte del disco intervertebral, que se encuentra entre las vértebras, se desplaza hacia la raíz nerviosa, presionándola y dando lugar a lesiones neurológicas de gravedad variable. La prevalencia de hernia discal está en el rango de 1-3 % de los dolores en la espalda, tal y como indican investigaciones, lo que la convierte en una de las causas por enfermedad más comunes de este padecimiento.

Además del dolor en la espalda baja, la hernia discal puede provocar otros síntomas como dolor irradiado a la pierna (ciática), entumecimiento, hormigueo de la extremidad afectada, e incluso pérdida de control de esfínteres (un evento grave que requiere atención médica inmediata). El tratamiento de la hernia discal suele comenzar con un abordaje conservador, lo cual implica el consumo de analgésicos cuando sea necesario, los medicamentos neuropáticos, los relajantes musculares y los opioides (aunque estos se recetan menos por sus efectos secundarios). Si el dolor no se calma con medicamentos orales, el profesional de la salud puede recomendar una inyección de corticoide. En caso de que estos abordajes no funcionen en las primeras 6 semanas posteriores al tratamiento, se puede recurrir a cirugía.

4. Degeneración discal

También conocida como enfermedad degenerativa del disco (aunque no es una enfermedad como tal), la degeneración discal es el proceso natural que ocurre cuando el desgaste de un disco intervertebral relacionado con la edad provoca dolor, inestabilidad y otros síntomas. La degeneración discal es una parte natural del envejecimiento y, con el paso del tiempo, todas las personas mostrarán algunos cambios en su columna vertebral. Este cuadro es uno de los principales desencadenantes del lumbago, sobre todo en pacientes de edad avanzada.

En general, el abordaje de la degeneración discal se enfoca en aliviar el dolor y mejorar la función de la columna vertebral, y al igual que la hernia, puede incluir un tratamiento conservador y/o quirúrgico. Se puede recomendar cirugía si las opciones de tratamiento conservador no brindan alivio dentro de 2-3 meses para los síntomas cervicales o de 6 meses para los síntomas lumbares.

5. Espondiloartrosis

Esta es una causa de dolor lumbar que involucra estructuras articulares específicas. La espondilosis lumbar consiste en el desgaste progresivo de las articulaciones facetarias de la columna vertebral, que con el tiempo pierden su superficie lisa y cartilaginosa, generando fricción, inflamación y dolor. Es una patología especialmente frecuente en adultos mayores, aunque puede aparecer antes si existen factores predisponentes como sobrepeso, inactividad física o predisposición genética. A diferencia de causas posturales o musculares, la espondiloartrosis implica un daño estructural crónico que suele avanzar lentamente, y según estudios clínicos, está presente en un número considerable de pacientes con dolor lumbar crónico persistente.

El dolor que provoca puede ser profundo, localizado en la zona lumbar e incluso irradiarse hacia los glúteos o parte posterior de los muslos, aunque sin alcanzar las características típicas de la ciática. Este dolor suele empeorar con la bipedestación prolongada o ciertos movimientos de extensión de la espalda. El tratamiento es conservador en la mayoría de los casos e incluye fisioterapia enfocada en el fortalecimiento del tronco, analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, e incluso infiltraciones facetarias cuando el dolor es resistente. Aunque es una patología crónica, una intervención temprana y un enfoque multidisciplinario pueden mejorar significativamente la calidad de vida del paciente.

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Santiago Domenech De Frutos

Médico cirujano por la Universidad de Carabobo (Venezuela) con múltiples másteres en medicina de emergencias, ecografía músculo-esquelética, medicina del deporte y patología aguda pediátrica.

Especialista en trauma-shock, ecografía clínica integral y diagnóstico en traumatología.

Médico adjunto en urgencias traumatológicas en Hospital Quirón Valle del Henares y asistente en Elgeadi Traumatología.

Profesor en la Universitat de Barcelona y en UltraDissection Group, especializado en formación de ecografía para médicos de emergencias.

Amplia experiencia en medicina de urgencias y emergencias en hospitales como HM Hospitales, Clínica Santa Elena, Hospital Nisa y Sanitas La Moraleja.

Instructor en múltiples programas de soporte vital y emergencias, incluyendo PALS, ACLS, BLS, FCCS y ATLS.

Coordinador del Servicio de Medicina de Emergencias en IFEMA y exdirector del European Institute of Ultrasound in Medicine.

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Alejandro Almoguera

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, especializado en cirugía ortopédica y traumatología en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias.

Formación complementaria en cirugía de mano y reconstructiva en FREMAP, el Instituto de la Mano del Dr. Piñal y con el Dr. Cavadas en Valencia.

Miembro de SECOT, SOMACOT y SECMA, además de cooperante activo en la ONG COEM.

Coordinador de Trasplantes de Tejido Osteotendinoso en el Hospital Fundación Hospitalarias Beata María Ana de Madrid.

Experiencia como responsable de cirugía de mano y muñeca en el Hospital QuirónSalud Valle del Henares y en EQAL Traumatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Consultor de cirugía de mano y muñeca en la Clínica Universidad de Navarra (Madrid y Pamplona).

Especialista en cirugía artroscópica y ortopedia de rodilla, pie y tobillo, con alta cualificación en técnicas microquirúrgicas y reconstructivas.

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Jose Ramón Almoguera

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, con másteres en Biomecánica del Aparato Locomotor y Anatomía Funcional y Clínica de la Rodilla.

Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, formado en el Hospital Fremap de Majadahonda con el Dr. Pedro Guillén.

Ex Jefe Clínico de la Unidad de Miembro Superior y ex Jefe de Servicio de Traumatología en el Hospital Fremap.

Más de 30 años de experiencia en cirugía artroscópica de rodilla, hombro y codo, prótesis articulares y tratamiento de fracturas.

Ponente, director y miembro de comités organizadores en numerosos cursos y congresos médicos.

Miembro emérito de varias sociedades científicas (SECOT, SECHC, SETLA) y ex integrante de la Junta Directiva de SETLA.

Docente en universidades y cursos especializados en biomecánica, traumatología y cirugía artroscópica.

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John Doe

Cargo: Traumatólogo

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