Deficiencia de vitaminas (hipovitaminosis): ¿cómo detectarla?
Deficiencia de vitaminas o hipovitaminosis: ¿qué es y cómo detectarla?

Deficiencia de vitaminas (hipovitaminosis): ¿cómo detectarla?

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Las vitaminas son sustancias necesarias para el crecimiento, el mantenimiento celular y el desarrollo correcto del organismo. Estos elementos orgánicos son esenciales para el metabolismo y se obtienen, principalmente, a través de la ingesta de alimentos. A día de hoy se han descrito 13 vitaminas esenciales para el ser humano, y cada una de ellas destaca por su labor. Por ejemplo, la vitamina A es fundamental para la visión, el sistema inmunitario y la reproducción. Por su parte, la vitamina C destaca por sus propiedades antioxidantes y por su involucración en la actividad enzimática, mientras que la vitamina D participa en el control del peso y la salud ósea, entre otras muchas cosas.

En sus dosis adecuadas, las vitaminas son esenciales para el correcto desarrollo de nuestras funciones y fisiología. Por desgracia, en algunas ocasiones el cuerpo no recibe suficientes cantidades de una o varias vitaminas, ya sea por una dieta deficiente, una dificultad de absorción a nivel intestinal, o una patología previa. En las siguientes líneas, se exponen las características de la deficiencia de vitaminas (hipovitaminosis) y cómo detectarla antes de que se convierta en un problema severo.

¿Qué es la deficiencia de vitaminas?

Tal y como indica su propio nombre, la deficiencia de vitaminas o hipovitaminosis se define como una falta, falla o deficiencia en la cantidad de vitaminas que el organismo requiere o necesita normalmente para funcionar de manera adecuada. Dependiendo de la vitamina que no se encuentre en los niveles adecuados, este cuadro puede derivar en fallos en las rutas metabólicas que se traducen en diversos signos y síntomas, como fatiga, debilidad generalizada, fragilidad ósea, mayor facilidad de contraer ciertas infecciones, y mucho más.

Según su mecanismo de aparición, la deficiencia vitamínica puede escindirse en 2 tipos principales:

  • Deficiencia primaria: se debe a la ingesta insuficiente de vitaminas a través de la dieta. Esto puede ocurrir por una alimentación desequilibrada, pobreza, malnutrición, restricciones alimentarias, y más.
  • Deficiencia secundaria: en este caso, la vitamina en cuestión sí está presente en la dieta, pero no se absorbe correctamente por el organismo, se utiliza de la forma inadecuada o se excreta en exceso. Esto suele estar derivado de una enfermedad previa o un problema gastrointestinal, entre otras muchas cosas.

En este punto, es importante destacar que, aunque en muchas fuentes se utilicen como términos intercambiables, hipovitaminosis y avitaminosis no significan lo mismo. La hipovitaminosis, cuadro descrito en este espacio, tiene lugar cuando hay una ausencia parcial de una o varias vitaminas en el cuerpo: la cantidad es insuficiente, pero no está completamente ausente. La avitaminosis, por su parte, es una ausencia total o casi total de una o varias vitaminas, generando síntomas más severos y suponiendo un problema más grave para la salud.

Según la Organización Mundial de la Saludmás de 2 mil millones de personas en el mundo padecen deficiencia de vitaminas y minerales esenciales, en particular vitamina A, yodo, hierro y zinc. La mayoría de estas personas viven en países de bajos ingresos y suelen presentar deficiencia de más de un micronutriente. La hipovitaminosis es menos común en países de alto ingreso, pero también puede ocurrir por múltiples patologías o elecciones inadecuadas en el estilo de vida.

Tipos de hipovitaminosis y sus síntomas

Algunas de las deficiencias de vitaminas más conocidas y habituales son:

  • Vitamina D: esta vitamina es crucial para la absorción de calcio y la salud ósea. La falta de vitamina D puede causar debilidad muscular, fatiga, dolores óseos, y en niños, puede llevar al raquitismo, una enfermedad que afecta el desarrollo óseo y causa deformidades. Es una de las hipovitaminosis más habituales.
  • Vitamina B12 (cobalamina): la B12 está involucrada en la formación de glóbulos rojos y el funcionamiento adecuado del sistema nervioso. La deficiencia de B12 puede resultar en anemia megaloblástica, síntomas neurológicos como hormigueo o pérdida de sensibilidad en las extremidades, y fatiga severa. En casos graves, puede causar daño irreversible al sistema nervioso.
  • Vitamina A: la vitamina A es fundamental para la visión, especialmente en condiciones de poca luz, y para el mantenimiento de la piel y las mucosas. Su déficit puede provocar ceguera nocturna, piel seca, y una mayor susceptibilidad a infecciones. En casos graves, la deficiencia prolongada puede llevar a la ceguera total.
  • Vitamina C (ácido ascórbico): este compuesto es crucial para la salud de la piel, los vasos sanguíneos y el sistema inmunitario. Su ausencia grave en el organismo es capaz de generar escorbuto, una famosa enfermedad caracterizada por encías sangrantes, debilidad general, fatiga, y problemas para la cicatrización de heridas.
  • Vitamina B1 (tiamina): la tiamina es relevante para el metabolismo de los carbohidratos y el funcionamiento del sistema nervioso. La deficiencia de vitamina B1 puede dar lugar a beriberi, una enfermedad que afecta el sistema nervioso (beriberi seco) o el sistema cardiovascular (beriberi húmedo). En personas con alcoholismo crónico, también puede desarrollarse el síndrome de Wernicke-Korsakoff.
  • Vitamina B2 (riboflavina): esta vitamina juega un papel en la producción de energía a nivel celular y salud de la piel, ojos y mucosas. Su deficiencia puede causar lesiones en las comisuras de los labios (queilosis), inflamación y enrojecimiento de la lengua, y dermatitis, especialmente en áreas de la piel expuestas al sol.
  • Vitamina B3 (niacina): la niacina participa en las reacciones metabólicas que producen energía a partir de los alimentos. La deficiencia severa de niacina provoca pelagra, una enfermedad que se caracteriza por tres síntomas principales: dermatitis, diarrea y demencia.
  • Vitamina B6 (piridoxina): esta vitamina del complejo B es vital para el metabolismo de aminoácidos y la formación de neurotransmisores. Su deficiencia puede causar síntomas neurológicos como irritabilidad, depresión, confusión, y en casos graves, neuropatía periférica (daño a los nervios que afecta las extremidades).
  • Vitamina K: crucial para la coagulación sanguínea y la salud ósea. La deficiencia de vitamina K puede causar sangrados fáciles y hematomas, e incluso hemorragias graves. En recién nacidos, la deficiencia de vitamina K puede resultar en una condición llamada enfermedad hemorrágica del recién nacido, que causa sangrados en órganos vitales.
  • Folato (ácido fólico / B9): el ácido fólico es esencial para la síntesis de ADN y la división celular, especialmente durante el embarazo. La deficiencia de folato puede provocar anemia megaloblástica, que se caracteriza por glóbulos rojos anormales y grandes. En mujeres embarazadas, la deficiencia de folato aumenta el riesgo de defectos del tubo neural en el feto, como la espina bífida.

¿Cómo diagnosticar una hipovitaminosis?

Diagnosticar una deficiencia de vitaminas puede ser complicado. Como se ha visto en líneas previas, la carencia de una o más vitaminas en el organismo puede derivar en múltiples signos y síntomas en diversos órganos y sistemas, por lo que es posible confundir el cuadro con otros muchos trastornos. Para la detección adecuada de una hipovitaminosis, se requiere:

  • Hemograma completo: una prueba que mide la cantidad y tipo de células presentes en la sangre, incluyendo glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. El hemograma permite identificar alteraciones en los componentes sanguíneos que pueden estar relacionadas con deficiencias vitamínicas. Por ejemplo, una anemia con glóbulos rojos grandes (macrocítica) puede indicar falta de vitamina B12 o ácido fólico, mientras que una anemia microcítica puede sugerir deficiencia de hierro, relacionada indirectamente con otras vitaminas como la C. Además, cambios en los glóbulos blancos o las plaquetas también pueden reflejar déficits nutricionales que afectan la producción y maduración celular.
  • Diagnóstico por imagen: el diagnóstico por imagen es importante en la detección de una hipovitaminosis porque permite observar cambios estructurales en órganos y tejidos que pueden ser consecuencia de deficiencias vitamínicas prolongadas. Por ejemplo, en la hipovitaminosis D, las radiografías pueden mostrar desmineralización ósea o deformidades características del raquitismo o la osteomalacia. Asimismo, en deficiencias de vitamina B1 (tiamina), la resonancia magnética puede revelar alteraciones neurológicas como las observadas en el síndrome de Wernicke. Estas imágenes complementan la evaluación clínica y de laboratorio, ayudando a confirmar el diagnóstico y a valorar el grado de afectación orgánica.
  • Pruebas de vitaminas y minerales en sangre: la prueba directa de vitaminas y minerales en sangre es crucial para la detección de una hipovitaminosis porque permite medir de manera precisa los niveles específicos de estos micronutrientes en el organismo. A diferencia de otras pruebas indirectas, esta evaluación ofrece una confirmación cuantitativa de la deficiencia, lo que facilita un diagnóstico certero y personalizado. Por ejemplo, niveles bajos de vitamina B12, vitamina D o hierro pueden detectarse directamente, permitiendo intervenir antes de que aparezcan síntomas graves o daños irreversibles. Además, estas pruebas ayudan a monitorear la eficacia del tratamiento y a ajustar las dosis suplementarias de manera adecuada.

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Santiago Domenech De Frutos

Médico cirujano por la Universidad de Carabobo (Venezuela) con múltiples másteres en medicina de emergencias, ecografía músculo-esquelética, medicina del deporte y patología aguda pediátrica.

Especialista en trauma-shock, ecografía clínica integral y diagnóstico en traumatología.

Médico adjunto en urgencias traumatológicas en Hospital Quirón Valle del Henares y asistente en Elgeadi Traumatología.

Profesor en la Universitat de Barcelona y en UltraDissection Group, especializado en formación de ecografía para médicos de emergencias.

Amplia experiencia en medicina de urgencias y emergencias en hospitales como HM Hospitales, Clínica Santa Elena, Hospital Nisa y Sanitas La Moraleja.

Instructor en múltiples programas de soporte vital y emergencias, incluyendo PALS, ACLS, BLS, FCCS y ATLS.

Coordinador del Servicio de Medicina de Emergencias en IFEMA y exdirector del European Institute of Ultrasound in Medicine.

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Alejandro Almoguera

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, especializado en cirugía ortopédica y traumatología en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias.

Formación complementaria en cirugía de mano y reconstructiva en FREMAP, el Instituto de la Mano del Dr. Piñal y con el Dr. Cavadas en Valencia.

Miembro de SECOT, SOMACOT y SECMA, además de cooperante activo en la ONG COEM.

Coordinador de Trasplantes de Tejido Osteotendinoso en el Hospital Fundación Hospitalarias Beata María Ana de Madrid.

Experiencia como responsable de cirugía de mano y muñeca en el Hospital QuirónSalud Valle del Henares y en EQAL Traumatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Consultor de cirugía de mano y muñeca en la Clínica Universidad de Navarra (Madrid y Pamplona).

Especialista en cirugía artroscópica y ortopedia de rodilla, pie y tobillo, con alta cualificación en técnicas microquirúrgicas y reconstructivas.

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Jose Ramón Almoguera

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, con másteres en Biomecánica del Aparato Locomotor y Anatomía Funcional y Clínica de la Rodilla.

Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, formado en el Hospital Fremap de Majadahonda con el Dr. Pedro Guillén.

Ex Jefe Clínico de la Unidad de Miembro Superior y ex Jefe de Servicio de Traumatología en el Hospital Fremap.

Más de 30 años de experiencia en cirugía artroscópica de rodilla, hombro y codo, prótesis articulares y tratamiento de fracturas.

Ponente, director y miembro de comités organizadores en numerosos cursos y congresos médicos.

Miembro emérito de varias sociedades científicas (SECOT, SECHC, SETLA) y ex integrante de la Junta Directiva de SETLA.

Docente en universidades y cursos especializados en biomecánica, traumatología y cirugía artroscópica.

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John Doe

Cargo: Traumatólogo

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