7 enfermedades de la tiroides que debes conocer
10 enfermedades de la tiroides

7 enfermedades de la tiroides que debes conocer

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La glándula tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en la parte frontal del cuello, justo debajo de la laringe. La función principal de esta glándula es secretar las hormonas tiroideas, las cuales regulan la velocidad a la que se llevan a cabo distintos procesos en el organismo. Existen 2 hormonas tiroideas:

  • Tiroxina (T4): es la forma hormonal principalmente secretada por la tiroides. Contiene 4 átomos de yodo, y se considera una prohormona, pues se transforma en T3 en el organismo. Es más abundante, pero menos activa que la T3, y actúa como reserva hormonal para la regulación del metabolismo a largo plazo.
  • Triyodotironina (T3): es la forma activa de la hormona tiroidea. Contiene 3 átomos de yodo, y porta una mayor potencia y velocidad de actividad en comparación con la tiroxina. Es liberada en menor proporción de forma directa por la glándula tiroides, pero surge en los propios tejidos con base en la transformación de la T4. Esta hormona tiene múltiples funciones, como aumentar el metabolismo basal, contribuir al correcto funcionamiento cardiovascular, mantenimiento de la homeostasis y desarrollo general (nervioso, muscular, etc.)

Debido a las múltiples funciones de las hormonas tiroideas en el organismo, su desequilibrio o patología se puede manifestar de muchas formas en los distintos órganos y tejidos. En las siguientes líneas, te mostramos 7 enfermedades de la tiroides que deberías conocer. Si no se detectan algunas de ellas a tiempo, los efectos secundarios pueden ser graves, así que su descubrimiento pronto es esencial.

1. Hipotiroidismo

El hipotiroidismo, también conocido como tiroides hipoactiva, es una enfermedad que tiene lugar cuando la glándula tiroides produce menos hormonas tiroideas de las necesarias para el bienestar. La causa más habitual del hipotiroidismo es la tiroiditis, en la cual la hinchazón y la inflamación (generalmente de bajo grado) dañan las células de la glándula tiroides por múltiples desencadenantes. Cuando el sistema inmunitario ataca de forma errónea a la tiroides, las infecciones virales en la región faríngea se agravan o se inflama la tiroides durante el embarazo, se puede producir tiroiditis (y por tanto hipotiroidismo).

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Sin que se produzca tiroiditis, otros eventos pueden provocar hipotiroidismo: consumo de determinados medicamentos (como litio o amiodarona), anomalías congénitas, terapias de radiación al cuello-cerebro, uso de yodo radiactivo usado para tratar una tiroides hiperactiva, extirpación quirúrgica de parte o de toda la glándula tiroidea y más pueden provocar hipotiroidismo. Entre los síntomas más comunes de esta condición, destacan las sensaciones anormales de frío, la fatiga, la lentitud, la palidez, la piel reseca, el estreñimiento, el dolor muscular, las uñas quebradas, y más. Detectar esta condición a tiempo es esencial para evitar complicaciones, como problemas cardiacos o infertilidad.

2. Hipertiroidismo

El hipertiroidismo es la otra cara de la moneda. En este caso, la glándula tiroides trabaja más de lo normal y produce un exceso de hormonas tiroideas. La causa más habitual de esta condición es la enfermedad de Graves-Basedow, en la cual tiene lugar una respuesta anormal del sistema inmunitario que lleva a la glándula tiroides a producir demasiada hormona tiroidea. La presencia de nódulos tiroideos hiperactivos, la tiroiditis, el exceso de yodo en el cuerpo, el consumo excesivo de medicamentos tiroideos y la presencia de un tumor no canceroso de la glándula pituitaria (hipófisis) también pueden provocar hipertiroidismo.

Los síntomas del hipertiroidismo se deben, principalmente, a un metabolismo acelerado. Entre los más comunes, destacan el adelgazamiento a pesar de un apetito aumentado, los latidos cardiacos irregulares, el nerviosismo excesivo, las palpitaciones, el cansancio inexplicable, la sudoración fácil, la mala tolerancia al calor y más. Al igual que en el caso del hipotiroidismo, este cuadro debe diagnosticarse con una mezcla de análisis clínicos y pruebas de laboratorio. Los problemas cardiacos son un riesgo importante ante el hipertiroidismo no tratado, así que debe abordarse con presteza.

3. Tiroiditis de Hashimoto

La tiroiditis de Hashimoto es la causa más frecuente de hipotiroidismo en regiones de alto ingreso. Se trata de una enfermedad autoinmunitaria en la que el sistema inmunitario ataca por error a la glándula tiroides, provocando una inflamación crónica que, con el tiempo, daña el tejido tiroideo y reduce su capacidad para producir hormonas. A diferencia del hipertiroidismo, donde la tiroides se acelera, en este caso la glándula trabaja por debajo de lo normal, lo que desencadena una ralentización general del metabolismo.

Los síntomas de la tiroiditis de Hashimoto reflejan esta desaceleración. El cansancio persistente, el aumento de peso sin cambios en la dieta, la piel seca, la caída del cabello, el estreñimiento, la depresión y la sensibilidad al frío son algunas de las señales más frecuentes. También pueden presentarse alteraciones menstruales, hinchazón en la cara o en las extremidades, y problemas de concentración o memoria. El diagnóstico se confirma mediante análisis de sangre que muestran niveles bajos de hormonas tiroideas y elevados de TSH, junto con la detección de anticuerpos antitiroideos. Aunque no tiene cura, con tratamiento adecuado a base de hormona tiroidea sintética, la enfermedad puede controlarse eficazmente.

4. Enfermedad de Graves

La enfermedad de Graves-Basedow, ya nombrada en este artículo, es la principal causa de hipertiroidismo. Tal y como indican fuentes profesionales, hasta 1 de cada 100 personas experimentan esta enfermedad, y 4 de cada 5 casos de hipertiroidismo son provocados por esta patología. Esta enfermedad está provocada por el mal funcionamiento del sistema inmunitario, el cual produce un anticuerpo contra una parte de las células tiroideas. En lugar de destruir las células tiroideas (como ocurre en la tiroiditis de Hashimoto), el sistema inmunitario produce anticuerpos anormales llamados TRAb (anticuerpos estimulantes del receptor de TSH). Estos anticuerpos imitan la acción de la TSH (la hormona que normalmente estimula la tiroides), lo que provoca que la glándula se sobreactive y produzca grandes cantidades de hormonas tiroideas, llevando al hipertiroidismo.

Los síntomas de la enfermedad de Graves son los mismos que los citados en el apartado de hipertiroidismo, aunque también es importante citar que se puede experimentar bocio (agrandamiento e hinchazón del cuello-tiroides). Los antecedentes familiares, tener entre 30 y 60 años de edad, ser de sexo biológico femenino y presentar enfermedades autoinmunitarias preexistentes se consideran claros factores de riesgo para el desarrollo de esta patología.

5. Nódulos tiroideos

Los nódulos tiroideos son crecimientos focales que tienen lugar en la glándula tiroides. Pueden ser únicos, pero con más asiduidad se presentan múltiples, provocando un bocio multinodular. Pueden ser líquidos (en cuyo caso se consideran quistes), estar formados por tejido predominantemente celular (en cuyo caso se dice que presentan una estructura sólida), o mostrar una estructura mixta. La mayoría de los nódulos tiroideos no son graves y tampoco provocan síntomas. Sin embargo, ocasionalmente algunos de ellos pueden desembocar en una secreción de tiroxina adicional, lo que se traduce en los síntomas de hipertiroidismo ya citados.

Las posibilidades de que un nódulo tiroideo se torne canceroso son muy pequeñas (<5%)De todas formas, es importante detectarlos a tiempo y extirparlos (en los casos en los que sea posible) para una máxima seguridad. Además, hay algunos nódulos que pueden traducirse en dificultades para respirar y tragar, por lo que deben tratarse cuanto antes.

6. Cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides es una proliferación anormal de las células que comienza en la glándula tiroides. Existen diferentes tipos de cáncer tiroideo:

  1. Cáncer de tiroides diferenciado: incluye los tumores bien diferenciados, los tumores pobremente diferenciados y los tumores indiferenciados. Se caracteriza por células cancerosas que, al ser observadas al microscopio, se asemejan a las células tiroideas normales. Suele tener un buen pronóstico y un tratamiento más sencillo. Son tumores capaces de captar yodo, lo que permite el uso de yodo radiactivo (I-131) como parte del abordaje clínico tras la cirugía.
  2. Cáncer de tiroides medular: el cáncer medular de tiroides (CMT) es un tipo poco común de cáncer que se desarrolla en las células C de la glándula tiroides, que son las responsables de producir la hormona calcitonina. Es menos prevalente que los tipos diferenciados y puede presentarse de forma esporádica o como parte de síndromes hereditarios, como la neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2). No capta yodo, por lo que el tratamiento con yodo radiactivo no es útil. Su pronóstico es generalmente menos favorable y requiere un enfoque más agresivo.

Según la American Cancer Society (ACS), los cánceres tiroideos ocurren hasta 3 veces más en el sexo biológico femenino en comparación con el masculino. La exposición a radiación, el sobrepeso-obesidad y la alimentación baja en yodo se consideran factores de riesgo adicionales para el desarrollo de este cáncer. Las pruebas de diagnóstico por imagen y las analíticas sanguíneas son esenciales para detectar esta neoplasia maligna a tiempo y ponerle solución antes de que sea tarde.

7. Bocio

El bocio es un agrandamiento anormal de la glándula tiroides que puede presentarse con o sin alteraciones en la producción hormonal. Puede aparecer en forma de un aumento difuso del tamaño tiroideo o como una masa nodular. Las causas del bocio son diversas: desde la deficiencia de yodo (aún prevalente en algunas regiones del mundo) hasta alteraciones autoinmunes como el hipotiroidismo de Hashimoto o el hipertiroidismo de Graves-Basedow, enfermedades ya citada en este artículo. También puede desarrollarse por razones genéticas, inflamatorias o como efecto secundario de ciertos medicamentos.

En muchos casos, el bocio no causa síntomas más allá de la visible hinchazón en la parte anterior del cuello. Sin embargo, si alcanza un tamaño considerable, puede generar molestias como dificultad para tragar, sensación de presión en la garganta o, en casos más graves, problemas respiratorios. La función tiroidea puede ser normal (bocio eutiroideo), estar disminuida (bocio hipotiroideo) o aumentada (bocio hipertiroideo), por lo que el diagnóstico incluye estudios de imagen y análisis hormonales. El tratamiento dependerá de la causa subyacente y del tamaño del bocio, e incluye desde la observación clínica hasta cirugía o terapia con yodo radiactivo.

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Santiago Domenech De Frutos

Médico cirujano por la Universidad de Carabobo (Venezuela) con múltiples másteres en medicina de emergencias, ecografía músculo-esquelética, medicina del deporte y patología aguda pediátrica.

Especialista en trauma-shock, ecografía clínica integral y diagnóstico en traumatología.

Médico adjunto en urgencias traumatológicas en Hospital Quirón Valle del Henares y asistente en Elgeadi Traumatología.

Profesor en la Universitat de Barcelona y en UltraDissection Group, especializado en formación de ecografía para médicos de emergencias.

Amplia experiencia en medicina de urgencias y emergencias en hospitales como HM Hospitales, Clínica Santa Elena, Hospital Nisa y Sanitas La Moraleja.

Instructor en múltiples programas de soporte vital y emergencias, incluyendo PALS, ACLS, BLS, FCCS y ATLS.

Coordinador del Servicio de Medicina de Emergencias en IFEMA y exdirector del European Institute of Ultrasound in Medicine.

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Alejandro Almoguera

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, especializado en cirugía ortopédica y traumatología en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias.

Formación complementaria en cirugía de mano y reconstructiva en FREMAP, el Instituto de la Mano del Dr. Piñal y con el Dr. Cavadas en Valencia.

Miembro de SECOT, SOMACOT y SECMA, además de cooperante activo en la ONG COEM.

Coordinador de Trasplantes de Tejido Osteotendinoso en el Hospital Fundación Hospitalarias Beata María Ana de Madrid.

Experiencia como responsable de cirugía de mano y muñeca en el Hospital QuirónSalud Valle del Henares y en EQAL Traumatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Consultor de cirugía de mano y muñeca en la Clínica Universidad de Navarra (Madrid y Pamplona).

Especialista en cirugía artroscópica y ortopedia de rodilla, pie y tobillo, con alta cualificación en técnicas microquirúrgicas y reconstructivas.

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Jose Ramón Almoguera

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, con másteres en Biomecánica del Aparato Locomotor y Anatomía Funcional y Clínica de la Rodilla.

Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, formado en el Hospital Fremap de Majadahonda con el Dr. Pedro Guillén.

Ex Jefe Clínico de la Unidad de Miembro Superior y ex Jefe de Servicio de Traumatología en el Hospital Fremap.

Más de 30 años de experiencia en cirugía artroscópica de rodilla, hombro y codo, prótesis articulares y tratamiento de fracturas.

Ponente, director y miembro de comités organizadores en numerosos cursos y congresos médicos.

Miembro emérito de varias sociedades científicas (SECOT, SECHC, SETLA) y ex integrante de la Junta Directiva de SETLA.

Docente en universidades y cursos especializados en biomecánica, traumatología y cirugía artroscópica.

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John Doe

Cargo: Traumatólogo

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