La tiroides es una glándula pequeña con forma de mariposa que se localiza en la parte frontal del cuello, debajo de la nuez de Adán. Esta estructura segrega dos hormonas esenciales para el funcionamiento del cuerpo humano: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). Estas estimulan la producción de proteinas por parte de casi todos los tejidos del organismo e incrementan la cantidad de oxígeno que utilizan las células, entre otras cosas.
Las enfermedades y problemas en la tiroides se pueden manifestar de muchas formas, pues esta glándula modula la frecuencia cardiaca, el mantenimiento de la piel, la velocidad de quema de calorías, la digestión y la producción de calor. La ecografía de tiroides permite iniciar el diagnóstico de las condiciones de la glándula tiroidea.
¿Qué es la ecografía de la tiroides?
La ecografía es un tipo de prueba de diagnóstico por imagen que emplea ondas de sonido de alta frecuencia para generar imágenes de los órganos internos. Este tipo de análisis no es invasivo, no emplea radiación ionizante y no conlleva perjuicios para el paciente. Además, como obtiene imágenes a tiempo real, permite observar el movimiento y funcionalidad de la estructura analizada, además del flujo sanguíneo.
La ecografía tiroidea permite la obtención de imágenes de la glándula tiroides y las estructuras adyacentes en el cuello. Es la técnica de diagnóstico por imagen que más se recomienda para evaluar esta glándula y solo tiene un inconveniente: que no puede dar información sobre la función tiroidea, es decir, la cantidad de hormonas que se liberan al torrente sanguíneo y otros factores asociados.
¿Para qué sirve una ecografía tiroidea?
La American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) recomienda llevar a cabo esta prueba en los siguientes escenarios:
- Confirmar la presencia de un nódulo tiroideo cuando el examen físico no es concluyente. Hasta el 35% de la población (o más) presenta nódulos tiroideos al realizarse una ecografía. Esto no es necesariamente malo, pues en la inmensa mayoría de los casos son no malignos.
- Caracterizar el nódulo tiroideo, es decir, medirlo y describir su estructura interna/vascularización.
- Diferenciar una masa tiroidea maligna de una benigna.
- Distinguir un nódulo tiroideo de otras masas cervicales, como una inflamación de los ganglios linfáticos (linfadenopatía).
- Evaluar cambios en el parénquima tiroideo.
- Detectar tumor residual o recurrente posoperatorio en el lecho tiroideo o metástasis en los ganglios linfáticos del cuello.
- Monitorizar a los pacientes de alto riesgo para la malignidad de la tiroides, como aquellos con antecedentes de cáncer de tiroides familiar, neoplasia endocrina múltiple y cuello irradiado durante la infancia.
- Guiar ciertos procedimientos diagnósticos y terapéuticos, como la biopsia.
¿Cómo prepararse para esta prueba?
No se necesita una preparación especial para hacerse esta prueba de diagnóstico por imagen. No hay que adaptar la dieta o el régimen de medicamentos ni tampoco se requiere ayuno previo.
¿Cómo se realiza la prueba?
El examen se realiza en los siguientes pasos:
- El paciente se acuesta sobre la superficie designada, apoyando el cuello en una almohada u otro soporte suave.
- El profesional sanitario aplica un gel sobre la zona que se va a analizar. Esto ayuda a la transmisión de ondas de sonido.
- Tras ello, el profesional pasa sobre el cuello del paciente el transductor, el aparato que produce ondas de sonido que rebotan en los tejidos del cuerpo y forman ecos. A partir de la información obtenida, se forman las imágenes en el ordenador conectado a la máquina.
¿Qué se siente?
Esta prueba no es invasiva y no se siente nada durante su realización. Como mucho, puede que el gel aplicado sobre el cuello esté un poco frío. El proceso no suele demorarse por más de 30 minutos.
¿Qué significan los resultados?
La forma normal de la tiroides consiste en dos lóbulos y un istmo que los conecta, lo que le da a la glándula una forma de “mariposa”. Las dimensiones normales del lóbulo tiroideo son de 40-60 milímetros de diámetro longitudinal y 13-18 milímetros anteroposteriores en la población adulta.
Los resultados anormales pueden significar alguno de los siguientes eventos clínicos:
- Presencia de quistes o nódulos rellenos de líquido.
- Aumento del tamaño de la glándula tiroides (bocio).
- Tiroiditis, aunque se requiere biopsia para confirmarlo.
- Presencia de nódulos tiroideos.
- Cáncer de la tiroides, aunque se requiere una biopsia para confirmar la malignidad del tumor.
Riesgos y beneficios de la ecografía de la tiroides
La ecografía no supone ningún riesgo para el paciente, ya que no se está empleando radiación ionizante.
Por otro lado, los beneficios de esta técnica son múltiples:
- No se requieren inyecciones ni otros procedimientos complejos para llevar a cabo la ecografía de la tiroides. Dicho de otro modo, se trata de una prueba no invasiva.
- La aplicación del gel o la posición del cuello pueden generar algo de incomodidad, pero nunca es dolorosa.
- Las ecografías están muy extendidas, son sencillas y poco costosas en comparación con otras técnicas de diagnóstico por imagen.
- Es una técnica segura y no emplea radiación.
- Las imágenes de los tejidos blandos que se obtienen no se pueden conseguir con rayos X.
- Las imágenes obtenidas son a tiempo real.
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